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Lamentablemente, esta segunda entrega la he disfrutado menos y creo que ha sido por el cúmulo de diferencias que tiene con el primer tomo: se centra mucho más en una trama que en los personajes, hay cierto personaje que no aparece tanto en escena, algunos secundarios quedan completamente relegados a un segundo plano y hacen aparición cuando parece que la autora se acuerda, incluso hay una parte del argumento que avanza a trompicones de una manera sumamente ilógica. El libro empieza en el mismo y exacto punto que lo dejó el primero, como si simplemente fuese un capítulo más que avanza en la historia de un nuevo año en la vida de los personajes, aunque adquiriendo un nuevo rumbo y, por ende, dando una mayor relevancia a un hilo conductor que lleva a los personajes a actuar con menos introspección y más acción. No quiere decir que haya más diálogos y menos “pensamientos internos” de El, pero sí que los pensamientos van más dirigidos a un punto concreto y menos a divagaciones que den forma al mundo, como pasaba en el primero. De todas formas, se sigue leyendo en un suspiro, avanzando por sus larguísimos capítulos como si fueran a galope porque las ganas que crea en el lector de saber cómo va a avanzar la historia y qué nuevos problemas ha ideado la autora para sus personajes está latente en cada página. Por eso no niego que me ha gustado este libro, pero me esperaba que siguiera el mismo estilo del anterior: he echado de menos más comentarios sarcásticos de la protagonista (aunque la mayor profundidad en su relación con otros dos personajes me ha dejado el corazón muy calentito), he echado muy en falta a cierto personaje que pierde completamente su relevancia en este libro y en la trama y es muy frustrante su comportamiento. Aunque me ha encantado que aquí la propia escuela se haya proclamado como un personaje más en la historia, ha dado un toque aún más atmosférico e interesante. El final es tan absoluta y enormemente abierto que sí, tengo mil ganas de seguir, aunque también he perdido la esperanza de recuperar el estilo introspectivo de “Una educación mortal”. |
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