El mar, el mar

Mi relación con Iris Murdoch ha sido siempre de un tira y afloja. A veces la amo, otras la odio. Pero después de acabar de leer El mar, el mar ayer por la noche, sólo puedo decir una cosa: adoro a Iris Murdoch por haber escrito esta novela.
Siempre me cuesta resumir en pocas palabras las impresiones que me causa un libro. Así que para no entreteneros demasiado os enumeraré los aspectos que me han llamado la atención de la obra:

1.- La capacidad de Murdoch para moverse entre diferentes formas narrativas. La novela empieza con una descripción preciosista del mar, que me recordó al capítulo de Platero y yo titulado Ocaso grana. En ese momento temí que las 600 páginas de la novela discurrieran entre maravillosas (pero infumables) descripciones. Muy pronto, sin embargo, Murdoch introduce la narración y el diálogo para dar paso a una novela psicológica y filosófica llena de tensión.
2.- El modo en que la escritora sabe adecuar el fondo y la forma. El protagonista de la novela es un director y actor de teatro que se retira de su trabajo y se marcha a una casa en un pueblo perdido de la costa inglesa para escribir sus memorias. Aunque, como he dicho, la obra comienza de forma descriptiva, enseguida se convierte en una especie de novela teatral, en la que los diálogos entre los personajes que van apareciendo en "escena" hacen avanzar la acción. Por momentos trágica y en ocasiones cómica, la novela se adquiere un tono teatral gracias a los personajes y las situaciones.
3.- La capacidad de retratar a los personajes por sus palabras e interacciones. Así, si las palabras del protagonista nos hacen pensar sobre él de una manera (no daré más detalles), la aparición del resto de figuras hacen que pronto el lector se replantee la visión que se ha formado de él.
4.-La cantidad de temas para reflexionar que se plantean en la obra: el amor, la libertad, la fidelidad, la infidelidad, la posibilidad de la felicidad, la verdad, el sexo (que la autora trata con total naturalidad a través de personajes con diferentes tendencias sexuales, sin regodearse por ello en el tema), la muerte, el destino.
5.- El excepcional estilo de Murdoch, que escribe su obra con un lenguaje preciso y elegante, sin ser por ello cargante.

En resumen, una novela que invita a ser leída y vuelta a leer con calma, no por eso aburrida, con momentos de auténtica tensión y humor, escrita por una autora que deja entrever su profunda formación académica como filóloga y filósofa.