El protagonista (sin nombre) es un retratista bastante prestigioso en Japón, pero tras su divorcio siente una especie de crisis existencial que le hace dejar su trabajo e ir a vivir a una casa en la montaña propiedad del padre de un amigo, el cual también era pintor. Sin embargo, lejos de encontrar la tranquilidad, con lo que se topa es con un cuadro oculto, el encargo un tanto extraño por parte de un desconocido y el sonido de una campana bajo un montón de rocas. No sabía si me iba a encontrar una historia fantasiosa o más realista, y aunque hay algún componente algo inexplicable (de momento, ya que me falta leer la segunda parte claro) se trata más bien de lo segundo. Aunque el libro tiene casi 500 páginas y no se trata precisamente de una historia trepidante de las que te absorben, se lee super ligero. Para mí ha sido una lectura de las de estar agusto y leer tranquilamente, con ganas y sin sobresaltos. |