Baila, baila, baila

El cuarto libro de esa saga que según el internet se llama The Rat. Aquí tenemos a nuestro protagonista sin nombre, lo digo así porque creo que una sola vez lo dijeron o nunca entonces así se quedó para mí. Ahora bien, esta última entrega es un regresar al comienzo. Los sucesos en “La Caza del carnero salvaje” repercuten en esta historia. Personajes nuevos aparecen y una historia policíaca tiene una breve dramatización, para un final de encuentro.

Eso básicamente es la novela. Pero cómo es Murakami, hay más en el fondo. Primero quiero contar lo que no me gustó, porque es poco y salir de una vez. La novela se hace un poco mucho larga, tiene 453 páginas en la edición de Tusquets, pero en un momento dado, sobre todo cuando la historia estaba en las 300/350 páginas que todo se me hizo muy forzado. Como que los sucesos estaban ahí metidos solo para presentar personajes y no más. O sea me explico; hay formas de presentar personajes que luego tendrán alguna relevancia y aún así la historia siga avanzando, pero en esta ocasión sentí que nada avanzaba. Aunque debo decir que la relación entre el protagonista y otro personaje sí que avanzó. Creo que esa parte merece la lentitud de esas páginas.

Luego viene lo que me gustó. Tenemos una historia que se ha desarrollado por tres libros, y Murakami no tiene miedo en dar referencias de esas anteriores partes, eso sí esta novela se puede leer sola, pero no hay mayor satisfacción que entender porque el personaje piensa lo que piensa y hace lo que hace. Igual que esas últimas cincuenta páginas, donde ese círculo de personajes revelan su verdadero propósito en la historia y como dan ese impulso final al protagonista para salir de esa irrealidad donde el se sentía preso.

Al final es otra historia de encontrarse con uno mismo en otras personas. Aunque aquí siento que lo hizo más palpable e irreal. Estoy emocionado por seguir leyendo los libros que me quedan, aunque al mismo tiempo siento cierta tristeza.