Los diez escalones

Cuando leí la sinopsis, no pude evitar ver un “guiño” a un libro que me encanta “El nombre de la Rosa” de Umberto Eco. Así nos encontramos: un religioso que llega a una Abadía tras ser requerida su presencia, un secreto por descubrir, unos crímenes que asolan a la comunidad religiosa, pasadizos secretos, túneles, criptas ocultas y un joven ayudante…además está ambientada en la misma época, el final del Medioevo.

Pero situémonos. Año 1283 d. C., Alvar León de Lara, cardenal de la curia romana, hace veinte años que abandono el que fuera su hogar, la abadía cisterciense de Urbión. Una carta de Don Rafael, antiguo mentor y actual abad de la misma, hace que no dude en regresar, aun sabiendo que esto le traerá dolorosos recuerdos. En su ánimo se entremezclan dolor y nostalgia por un amor imposible, que no ha podido olvidar.

La noche de su llegada, su antiguo maestro le hace participe de una gran inquietud ante un descubrimiento que podría cambiar el curso de la cristiandad. Pero viendo la atmosfera de tensión que se respira entre el resto de la comunidad, le invita a esperar hasta el día siguiente para hablar tranquilamente.
Por desgracia esa misma noche D. Rafael fallece. Alvar, junto al joven oblato Mateo, adjunto del abad, no se deja engañar y pronto descubre que no ha sido una muerte natural sino un asesinato por envenenamiento.
A partir de este hecho, mientras intentan descubrir que está sucediendo, nos adentramos, de la mano del autor y sus impresionantes descripciones, en la vida monacal y en la atmosfera oscura y asfixiante de la abadía. Seremos espectadores de todos los sucesos que se desencadenan tras la llegada del cardenal, el cual deberá enfrentarse además de a sus propios demonios, a la desconfianza, la angustia y la inquietud de los monjes.

El libro, narrado en tercera persona, esta estructuradas en cuarenta y cinco capítulos, un epílogo y un glosario.  Toda la acción trascurre en poco más de una semana y se desarrolla casi íntegramente dentro de los muros de la abadía. Con una prosa cuidada y un lenguaje culto, hay muchas expresiones en latín lo cual va muy acorde con el lugar en el que se desarrolla. El ritmo, que en el inicio de la novela parece un poco pausado, empieza a ir aumentado al igual que el suspense, hasta llegar a un final que junto al epilogo es el cierre perfecto. al menos para mí.

El autor ha hecho un gran trabajo de documentación aportado datos históricos que nos trasladan a esta época de la historia donde clero y nobleza acaparaban todo el poder. Nos contará como era la organización y las reglas que regían la comunidad cisterciense. También incluye menciones a filósofos y eruditos, a través de las reflexiones y conocimientos que Alvar argumenta ante su discípulo.

Y si hablamos de la ambientación, como ya me paso con su anterior novela, es increíble como el autor consigue que te sientas visualmente transportado al lugar, estancia o rincón de la abadía de Urbión. Además acompañaremos a Alvar y su discípulo por un oscuro mundo subterráneo lleno de puertas ocultas, símbolos a descifrar, llaves maestras y una fascinante biblioteca.

En cuanto a los personajes es imposible no empatizarán con todos y a cada uno de ellos. Son increíblemente realistas e intensamente humanos. El autor consigue que sientas todos y cada uno los estados de ánimo por los que pasan: el dolor, la impotencia, la ira, la sed de venganza y el miedo.

Sin desmerecer a los personajes secundarios para mi hay tres que son especialmente relevantes.
Por un lado tenemos dos personajes maltratados por la vida: Isabel y Alvar.
Isabel de Guzmán, antiguo amor del cardenal, esta ahora casada con D. Sancho Osorio, un hombre cruel, déspota y mezquino que la somete a un brutal maltrato, tanto físico como psicológico. Es a una mujer de gran fortaleza. Pese a todo lo que ha sufrido y que en algunos momentos su ánimo decae hasta el punto de querer rendirse, su espíritu es más fuerte y permanece inquebrantable rebelándose ante una sociedad patriarcal y machista.
Hay escenas que resultan verdaderamente crueles por el nivel de detalle con el que se narran. Creo que D. Sancho, es de los personajes que más he podido odiar leyendo un libro y desde luego todo lo que le sucede al final lo tiene más que merecido.

Alvar, es un hombre con una gran intuición, muy observador que antepone el poder de la razón y la lógica a la fe. Esto hará que los sucesos que van aconteciendo desafíen todos aquellos principios en los que cree y le haga viajar al interior de su alma intentando salvar aquello y aquellos que le importan.
Junto a él, Mario, el joven monje asignado para atenderle que pronto sentirá gran admiración por él. Desde un primer momento se creará una relación especial de maestro-discípulo. Un joven que acabará inmerso en los acontecimientos como un fiel escudero, madurando de forma acelerada, aunque sin perder su carácter amable y bondadoso.

Nos encontramos además, ante una novela que encierra una crítica a la ambición de poder por parte de la Iglesia, al fanatismo, repleto de prejuicios e ideas irracionales de los defensores de la fe, que llevados por una ambición desmedida, y la creencia de que aquello que defienden es la única verdad, no dudarán en defenderlo hasta las últimas consecuencias.  Frente a ellos, Alvar, tratará de defender la Verdad por encima de la religión lo que le llevará a descender a su propio infierno, a quebrantar mandamientos y a poner su vida en peligro.
Una novela que nos demuestra como el fanatismo religioso, el odio a todo aquel y aquello diferente, el machismo, la codicia, no son problemas, de nuestro mundo actual sino que son  “demonios” que vienen desde mucho tiempo atrás.

Una sorprendente novela de época que nos mantiene en vilo desde la primera página. Mezcla de histórica, por la ambientación en esa época oscura y tenebrosa del Medievo, y de thriller, lleno de muerte y secretos ocultos. Todo ello aderezado con una historia de amor que acaba triunfando por encima de todos los obstáculos.