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Al principio de la novela me ha costado un poco cogerle el ritmo. Estaba algo perdida porque empieza de repente y sin explicación, pero según he ido situándome en la historia ha sido una lectura fácil y ligera. No me estaba pareciendo una lectura magistral en las primeras 150 páginas, pero no podía parar de leer tampoco. La forma de narrar de la autora me ha encantado, es muy fluida, no tiene descripciones densas, y las que aparecen son perfectas y necesarias para el momento. Además el tiempo verbal que utiliza me ha llamado mucho la atención, ya que el presente no suele verse demasiado en las novelas. La narración se divide en dos líneas temporales, la de Jennifer, en 1960, y la de Ellie, en 2003. Con Jennifer he podido empatizar, he sufrido, amado, llorado y disfrutado con ella. Ha habido momentos malos que me han angustiado, pero también momentos maravillosos. Me ha impresionado la evolución de Jennifer, cómo plantea la independencia de la mujer, el cambio de mentalidad de la época y la valentía que muestra con su decisión. La historia de Ellie es más corta, pero totalmente necesaria para que todo encaje. Es magnífica la forma en que de repente cambia toda la trama, el momento de la historia en que te vas enterando poco a poco de las verdades y cómo te sorprende cada una de ellas. En definitiva, la tensión ha ido en aumento, así como me ha ido sorprendiendo cada vez más y he terminado enamorada de estas dos mujeres y su historia de superación. |
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