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Esta es una historia que sale del anterior libro de la autora, en la que amplia a un personaje desde la visión de quien la conoció, las narraciones de eventos similares y un fuerte trabajo investigativo, entregándonos a un personaje que fue real, dentro de una ficción bien construida. Dentro de su relato Cilka viaja dentro de dos lugares oscuros, terribles, no iguales, pero en los que en ambos casos su valor como persona no era similar al de los demás, pequeños cortes de una vida feliz aparecen para que podamos entender de donde viene su tenacidad, amargos y dolorosos pasajes llegan a su memoria revelando como se forjo su espíritu en Auschwitz-Birkenau y conocemos su presente en las actividades que tiene que desarrollar en la fría Siberia, en el Gulag de Vorkutá. Aunque al final la historia pueda sentirse un poco manipulada en sus eventos para alcanzar un clímax demasiado esperanzador, la gran virtud de la misma, es mostrarnos una serie de acontecimientos nefastos bajo la óptica de un personaje resiliente, una historia de un gran amor propio escondido bajo una enorme manta d nieve y despojo del ser por quienes se han creído dueños de su vida. Otra de las virtudes de la novela es poner al lector frente a un escenario complejo, descarnado, pero sumamente necesario de afrontar, pensar y replantear como es el sin numero de diferentes tipos de abusos sufridos por las mujeres, que se ven violadas y ultrajadas físicamente por sus captores y moralmente no solo por ellos, también por sus iguales que siempre están dispuestos a censurar las acciones de quien logró sobrevivir. |
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