El viaje de Cilka

Con solo dieciséis años, la prisionera judía Cilka Klein fue convertida en la concubina de uno de los comandantes de Auschwitz- Birkenau. Se salvó de morir de hambre, enfermedad o en las cámaras de gas, pero, tras la liberación, fue acusada de colaboradora y espía ante la NKVD. Y así, por segunda vez, Cilka se encuentra de nuevo hacinada en un tren de ganado que la transportará a Vorkuta, el gulag de Siberia, en el que deberá cumplir más de diez años de condena de trabajos forzados. Cilka consigue convertirse en ayudante en la enfermería del gulag. Cilka descubrirá su capacidad humana para el amor, la generosidad y la supervivencia, y logrará mantener viva la esperanza en este terrible y desolado lugar.

Los libros del Holocausto, y toda la época alrededor de la II Guerra Mundial son, en su mayoría abrumadores. Te dejan mal cuerpo y con la sensación de "esto no ha podido pasar...". Pero sí, y es a veces muy poquito lo que conocemos de lo que fueron realmente esos años. Esta novela no se centra en los campos de concentración nazi, sino que viajamos con la protagonista a un gulag en Siberia. Desolación, angustia y tristeza es lo que vivimos a medida que pasamos las páginas. Absolutamente sí, recomiendo esta lectura, y ya estoy preparando el cuerpo para leer El tatuador de Auschwitz de esta misma autora!

Novela histórica basada en hechos reales , y en personas reales, donde la autora explica perfectamente que y quien es real…
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La novela está “relacionada” con el tatuador de Auschwitz, ya que Cilka es uno de los personajes secundarios del tatuador, pero se pueden leer perfectamente de forma independiente.
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En este caso Cilka, nos contará en primera persona que después de salir de Auschwitz fue mandada a los gulags en Siberia, porque la acusaron de colaborar con los nazis… un horror que sorprende, ya que sobrevive a un campo de concentración y la mandan a uno de trabajo por 15 años…
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En Siberia nos contará cómo logra llegar a ser enfermera, un puesto con algo de privilegio donde intentará ayudar a todos, proporcionando más comida y más alimentos a sus compañeras, contará como tiene a un nazi todas las noches en su cama, y mil horrores más.
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Además Cilka narrará hechos que recuerda de Auschwitz, para conocerla mas, momentos que me ha gustado que la autora añadiera .
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Libro duro y crudo como todos los de esta temática, y que la autora cierra con información extra sobre gulags y sobre Cilka que me resultaron imprescindibles y perfectos para finalizar.

Una vez finalizado “El tatuador de Auschwitz”, de la misma autora, nos quedamos con unas ganas inmensas de conocer más del personaje de Cilka y de que le habrá pasado después de salir de Auschwitz-Birkenau. Es por ello, por lo que empezamos la lectura de esta novela con las expectativas muy altas. Aunque valoramos que la historia de Cilka merece ser leída y conocida por todo el mundo, opinamos que esta novela no consigue emocionar tanto como la primera novela de Heather Morris.

Aunque la lectura de la novela nos permite conocer una historia real de amistad y de supervivencia muy bonita, en algunas ocasiones la lectura se nos hace larga. Destacamos que, aunque la novela no ha conseguido cumplir con nuestras expectativas, se trata de una obra bonita, que deja en su lector un sentimiento de esperanza una vez finalizada la lectura, y que si has leído “El tatuador de Auschwitz” te va a ser imposible no leer esta novela para saber más de Cilka.

Creo que ya os he comentado en más de una ocasión, que siento predilección por los libros ambientados en la Segunda Guerra Mundial, mi época histórica favorita en literatura. Es una de las páginas más negras de nuestra historia pero  que no se debería olvidar para que jamas se vuelva a repetir.

En esta novela, nos encontramos con Cilka Klein una joven judía de dieciséis años que ha estado prisionera tres años en el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau. Después de haber pasado un sinfín de penurias, vejaciones, violaciones y enfermedades, tras ser liberada por parte del ejército ruso, cuando creía que por fin todo había acabado, es condenada a quince años de trabajos forzados en un gulag en Vorkutá, una remota zona de Siberia muy cerca del círculo polar, acusada de colaboradora y espía del régimen nazi.

Al llegar a este nuevo campo tendrá que volver a enfrentarse al frio, al hambre…y de nuevo sufrirá las violaciones en este caso de los prisioneros con privilegios del gulag. En definitiva, un escenario muy parecido al que ya había sufrido en el campo de exterminio nazi. Y nuestra joven protagonista sabe que si quiere sobrevivir su única opción es pasar desapercibida, volverse invisible. 
Aunque no le será fácil ya que su habilidad con los idiomas le hará tener una posición de privilegio como ayudante de la doctora Yelena Georgievna, en la enfermería del campo. 

Esta es una novela de ficción histórica en la cual los hechos y la ficción caminan de la mano. Con una excelente labor de documentación por parte de la autora, que nos presenta una historia conmovedora y desgarradora. Con sus descripciones hace que, como lectores nos veamos transportados al escenario y sintamos las duras e inhumanas condiciones que se sufrían.
Pero esta novela también es una historia de fuerza y valentía para seguir adelante y superar todas las adversidades, de luchar por sobrevivir, de amistad, y al final de amor. El que Cilka encontrará en medio de tanta desolación e infortunios. 

Nuestra protagonista tiene una fuerza interior increíble, siempre encuentra la forma de seguir adelante con la esperanza de que toda ira a mejor. Tiene un gran sentimiento de culpabilidad. Se siente culpable por lo que tuvo que hacer para sobrevivir en el campo de Auschwitz-Birkenau e intenta compensarlo, sin darse cuenta que ella es también una víctima. No acepta las injusticias y antepone el bienestar de los demás a su seguridad aun a riesgo de sufrir un castigo.

Es difícil pensar que lo que nos cuenta esta historia fue real. Que el ser humano sea capaz de tanta maldad.  Aunque también en medio de toda esta oscuridad, pequeños gestos de personas bondadosas hacen que no pierda la esperanza en las personas.

Es, sin duda, una historia dura pero que merece  ser contada. Un homenaje a la memoria de una mujer fuerte, valiente, de gran corazón, que se aferró con uñas y dientes a la vida. Una mujer que no se dejó destruir adaptándose, que siempre anteponía las necesidades de los demás a las suyas ayudado como podía lo que le valió el respeto y la amistad de sus compañeras. Una mujer que, pese a tener que enfrentarse a los peores horrores que podamos imaginar, mantuvo la fuerza y la esperanza siempre.

El viaje de Cilka de la escritora neozelandesa Heather Morris, autora del éxito literario El tatuador de Auschwitz, nos relata una desgarradora historia real que, aunque dramatizada en algunas de sus partes, plasma de un modo sobrecogedor el terrible infierno al que tuvo que enfrentarse Cilka.

El viaje de Cilka nos cuenta la historia de Cilka Klein, una superviviente del Holocausto, que fue convertida en prisionera del campo de exterminio Auschwitz-Birkenau con tan sólo trece años. Con dieciséis años fue obligada a convertirse en la concubina de uno de los comandantes del campo y su labor allí se transformó, además, en ocuparse de que el resto de prisioneros entraran en las cámaras de gas. Cilka, pese a la mucho que sufrió en el campo de concentración, nunca perdió su humanidad, pero otros presos la miraban con recelo. Sometida como esclava sexual de un nazi y forzada a llevar tan espantosa tarea, Cilka "gozará" de ciertos privilegios que le permitirán sobrevivir al horror. Pero cuando, hace ya unos setenta y cinco años, los soviéticos liberaron el tristemente célebre campo de exterminio, Cilka descubrió que lejos de terminar la pesadilla para ella sólo acababa de comenzar. La brutal policía secreta soviética la acusará de colaboracionista del régimen nazi y la enviará a un gulag en Siberia donde tendrá que cumplir una condena de más de diez años. La autora nos desvelará el calvario de Cilka en la fría estepa rusa, sometida a la brutalidad de los temidos gulag, donde la joven tendrá que superar nuevos y terribles retos para sobrevivir.

Impacta mucho la historia de Cilka, pues su protagonista fue una mujer de carne y hueso. Su historia personal ha sido rescatada gracias a otro preso Lalo Sokolov, más conocido como el tatuador de Auschwitz. Éste conoció a la propia Cilka, por lo que pudo hablarle de ella a Morris quien, tras un arduo trabajo de investigación y numerosas entrevistas a supervivientes, pude desenterrar el destino de la pobre Cilka tras abandonar el campo. Desde luego, su odisea personal sería digna de una película.

Con la lectura de El viaje de Cilka me impactaron muchas de las escenas descritas por las que tuvo que pasar Cilka, pero también sentí una gran indignación. ¿Dónde estaban el resto de naciones que permitieron que muchos prisioneros (pues Cilka no fue la única) fueran denunciados falsamente y encarcelados por los soviéticos? ¿Cuántas Cilkas de otras muchas nacionalidades y condiciones habrá habido de las que no tenemos constancia y que sufrieron un destino similar o peor?

El viaje de Cilka de Heather Morris es una obra sobrecogedora, pero muy necesaria que llegue al máximo de lectores. Las historias de los supervivientes del Holocausto no pueden quedar reducidos a un puñado de testimonios horribles, son el reflejo de lo que sucede cuando se pierde la humanidad y se permite que gobierne la barbarie aupada por los prejuicios, la ignorancia y la más pura maldad. Debería ser un deber saber de estas historias, de la historia real de estas personas pues hechos tan horribles como el Holocausto no pueden ser olvidados, igual que no podemos mirar a otro lado con las injusticia de nuestro presente. ¡Mill gracias a la editorial Planeta por el ejemplar!
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Cilka Klein sólo había cometido dos “pecados” en su vida: ser judía y ser guapa. Por ser judía fue llevada al campo de concentración de Auschwitz-Birkenau. Por ser guapa fue utilizada una y otra vez por los hombres, usando y abusando de ella todo lo que quisieron y más.

Era muy joven cuando estalló la guerra y fue llevada a un campo de concentración; tan sólo tenía dieciséis años. Allí, un nazi se encaprichó de ella y la hizo su amante. Quizás por eso sobrevivió. Pero le costó caro porque, una vez perdida la guerra por Alemania y habiendo entrado los alíados en los campos de concentración para liberalos, ella fue acusada por los soviéticos de colaborar con los nazis y, por ello, condenada a prisión. de Auschwitz-Birkenau es llevada a un gulag llamado Vorkuta. Como se suele decir, “de Guatemala a Guatepeor”. Si los nazis le trataron mal, los rusos la tratan de la misma manera. Y las condiciones de vida eran igual de penosas sino más porque Vorkuta está en Siberia y, sin ropa de abrigo y sin apenas comida, condenada a trabajos forzosos ya os podéis imaginar que su vida allí no fue ningún camino de rosas.

La historia de Cilka, desgraciadamente, está basada en hechos reales. Cilka existió y le pasaron todas las cosas que la novela cuenta. ¿Cómo alguien puede sobrevivir a algo así, un campo de concentración y luego un gulag? Es un misterio. Sólo una fuerza de voluntad tremenda y unas ganas de vivir enormes lo explican.

La historia me ha conmovido profundamente. Lo de que como judía fuese llevada a un campo de concentración ya es algo asumido (desgraciadamente). Pero que, después de que los nazis abusaran de ella violándola repetidamente, fuese acusada de espía por ello…, es inimaginable. Sí porque, ¿qué voluntad podía haber en ella si un nazi le exigía acostarse con él? ¿podía negarse? Evidentemente, no. Era hacerlo o morir, no había opción posible y, por lo tanto, lo que le hacían era violación. Y, sin embargo, por ello es acusada de confraternizar con el enemigo, de espía, y condenada a diez años de trabajos forzados en un gulag. Increíble pero cierto.

Y si los nazis eran crueles, los rusos no se quedaban atrás. Cilka conservaba aún su belleza y enseguida un ruso se la quedó para él. Estamos en las mismas, ¿podía negarse?

Pero, como digo, Cilka era una chica con un carácter muy fuerte, valiente, inteligente, decidida y con un gran instinto de conservación. Y no sólo logró sobrevivir sino también hacer cosas por las demás. Consiguió aprender algo de enfermería y ayudar en el gulag a curar a las enfermas.

El personaje de Cilka es tremendo, tiene una fuerza bestial y es imposible no quererla y sufrir y penar con ella. Como digo, es un personaje real y ya salió –aunque muy de pasada- en la novela anterior de Heather Morris “El tatuador de Auschwitz”. En aquélla Heather contó la vida de Lale Sokolov, un hombre al que conoció personalmente y que le contó su vida. Lale coincidió con Cilka en Auschwitz y le contó a Heather su historia; se ve que a ella le impactó y la creyó merecedora de una novela entera para ella solita. Sin duda, un acierto. Yo no he leído “El tatuador de Auswitch” (ahora me quedo con unas ganas enormes de hacerlo) y no sé cómo sería la historia de Lale pero la de Cilka, desde luego, tiene una fuerza tremenda y tenía que ser contada.

La novela está muy bien ambientada. La autora describe muy bien la vida en el gulag, un campo de trabajo que no se diferencia mucho de un campo de concentración. Esos barracones helados sin la mínima comodidad, esas raciones de comida aguadas y escasas, esos guardias crueles… Pero también nos habla de la camaradería que se formó entre las mujeres que compartían destino, cómo se ayudaban unas a las otras, cómo formaban una piña, una familia. Dentro del absoluto horror, también hubo historias bonitas.

La novela comienza con la liberación del campo de concentración de Auschiwitz y desde ahí avanza cronológicamente hasta el momento en el que Cilka fue liberada. La historia se cuenta de forma líneal pero con continuos flashbacks a la época en la que Cilka estuvo interna en el campo de concentración. Así sabremos cómo era la vida en el campo, para ella y para los demás reclusos.

Conclusión final

“El viaje de Cilka” es una novela absolutamente preciosa que aporta una perspectiva un poco distinta de la Segunda Guerra Mundial. Una novela dura, con escenas que nos pondrán los pelos de punta y nos emocionarán pero también bonita pues, a pesar de las adversidades, Cilka lucha por sobrevivir y no olvida en el camino a sus compañeras a quienes ayudará en todo lo posible. Sin duda, os la recomiendo
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Es una novela de ficción basada es hechos reales, la historia de Cilka Klein es desgarradora, triste, nos muestra otra cara de la moneda, desde que llega auschwitz a los 16 años su vida da un vuelco, lo pierde todo su familia, su identidad, su nombre, su juventud, su libertad y para colmo por su belleza es víctima por 3 años de violaciones por parte de dos altos comandantes de la SS, gracias a ese abuso logra tener una posición privilegiada y sobrevive a ese infierno pero cuando todo ese horror termina y los sovieticos llegan al campo no es liberada sino le hacen un juicio donde la condenan a 15 años en Vorkuta, un gulag de Siberia motivo dormir con el enemigo, y me pregunto Cilka tuvo eleccion en algun momento, pudo decir que no a sus abusadores sin que no significara su fin, porque la señalan y la juzgan tan duramente sino han vivido algo tan extremo ni saben como reaccionarian en esas situaciones, a pesar de lo injusto el infierno se repite pero en otro lugar geografico y con otros pesonajes, es una historia de resilencia, redención donde la amistad y solidaridad juega un papel primordial para que Cilka consiga fuerza para sobrevivir y tener esperanza en un futuro mejor, con personajes entrañables, muy humanos que aprendes a querer, es un libro que recomiendo para que los horrores de la historia no se olviden, ni se repitan

Cilka es un personaje que ya conocimos en el Tatuador de Auschwitz, y aquí nos va a contar qué pasó con ella después del cierre del campo de concentración.

Yo os recomiendo leer primero El tatuador y después este para entender mejor ciertas referencias que aquí aparecen, y porque soy un poco maniática con leer las cosas por orden de publicación, tengo que reconocerlo. Aunque esta vez sí que os digo que se podrían leer de forma independiente sin ningún problema.

En mis reseñas no me gusta contar nada de la trama de los libros para que podáis ir a ciegas, pero aquí sí que os tengo que contar una cosilla que pasa ya al principio, no os asustéis, pero que si no queréis saber nada, no sigáis leyendo.

Cilka después de Auschwitz termina en un gulag ruso en Siberia, el por qué lo averiguaréis leyendo el libro.

En esta historia somos testigos de cómo Cilka tiene que volver a arreglárselas para sobrevivir, al igual que el resto de sus compañeras, a la vez que conocemos las barbaridades que sucedían en los gulags.

Algo que no va a dejar de sorprenderme nunca son las cosas malas que puede llegar a hacer el ser humano, a la vez que me alucina la resistencia y las ganas de seguir adelante de ciertas personas.

Además, al final del libro hay una nota de la autora maravillosa sobre la vida de Cilka, y otra nota con información sobre los gulags que me ha impactado muchísimo.

Esta historia me ha gustado aún más que El tatuador, y Cilka es una persona que se va a quedar conmigo para siempre. Sólo os puedo recomendar que la leáis.

Por los horrores vividos en Auschwitz, tenemos una protagonista cuya alma murió a la joven edad de 16 años. Luego, a los 19, junto con otros cientos y miles de personas, es forzada a trabajar en las condiciones más deplorables que puedan imaginarse.

A pesar del contexto situacional en el que sus vidas se llevan a cabo, esta historia nos enseña que no todo es oscuridad, a veces incluso en los lugares más terribles, se tiene una chispa de esperanza.

Luego de tener un inicio bastante similar a los campos de concentración nazis, nuestra protagonista empieza a notar hechos muy distintos a su anterior vida. En el Gulag, encuentra personas con sus mismos pesares, sus mismos fantasmas, y así también, seres dispuestos a ayudar, hacer lo posible para que esos pesares disminuyan un poco y dispuestos a reconocer la valía de cada quien.

Algo que rescato y me sorprende hasta ahora, es que pese a todo lo vivido, Cilka nunca quiso ni se imaginó morir, toda la historia es sobre una valiente mujer que siempre hizo todo lo posible para sobrevivir.

Heather Morris mezcla realidad con ficción en lo que supone fue la vida de ésta mujer, un personaje secundario en su aclamada obra 'El Tatuador de Auschwitz'. al final del libro nos deja por escrito todo su trabajo de investigación, hechos totalmente corroborados y fidedignos, junto con un mapa de todo el recorrido que hizo Cilka en esos años.

Sin dudas es un libro muy pesado emocionalmente, pero muy digno de ser leído.
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En esta novela, Heather Morris nos narra las peripecias de Cilka Klein, una joven judía que tras pasar tres largos años en el campo de concentración de Auschwitz durante la Segunda Guerra Mundial, y tras la liberación de este por parte del ejército ruso, es condenada a quince años a trabajar en un gulag (campo de trabajo) en Siberia por colaboracionismo y por mantener relaciones sexuales con el enemigo.

En el gulag, la vida no será nada fácil y nuestra protagonista tendrá que enfrentarse a toda una larga serie de infortunios. Pero no todo será malo, en medio de tanta fatalidad siempre habrá un pequeño rayo de luz en forma de amistad y amor que evitarán que la joven Cilka caiga en el pozo de la desesperanza.

La autora nos irá desgranando cómo la joven sufre el acoso y las violaciones reiteradas tanto en el campo de trabajo como en el gulag a manos, primero, de dos altos mandos del ejército nazi y luego de los prisioneros con privilegios del campo de trabajo, además de sufrir las inclemencias del frío polar, el hambre y la culpabilidad.

En medio de toda esa miseria y dolor, prevalecerá siempre la amistad, el amor y el espíritu de supervivencia.

Decir que el lector sufre leyendo las vivencias de la joven Cilka es quedarse corta. Como he dicho al principio, yo he estado con el corazón encogido (con un nudo en la garganta y la piel de gallina) prácticamente durante toda la novela . He leído muchos libros ambientados en las Segunda Guerra Mundial y en los campos de concentración, pero ninguno en un gulag, y, aunque sabía la penosa situación en la que estaban los presos, jamás me imaginé hasta qué punto. Acompañando a Cilka durante estas algo más de 300 páginas, sufriendo a su lado y casi llorando con ella, he sentido muy de cerca la angustia de eso presos y he hecho mía la angustia de la protagonista.

Así mismo, esta desgarradora historia nos trae un canto a la amistad, ya que nos demuestra que en las peores situaciones es cuando se forma un lazo de amistad mucho más fuerte y duradero que en cualquier otro momento. Cilka, a pesar de creer que está todo perdido y que jamás volverá a ser feliz después de todo lo que ha sufrido y ha tenido que hacer para seguir viva, encontrará en el amor (tanto romántico como fraternal) la fuerza y valentía para seguir adelante y superar todas las adversidades (que no serán pocas).

Esta ha sido la primera novela que leo de Heather Morris pero me ha gustado tanto y me ha llegado tan honda que no creo que tarde mucho en leerme su anterior novela, El tatuador de Auschwitz (por cierto, ambas tienen personajes comunes: en esta se habla tanto del tatuador como de su amada en Auschwitz, y creo que en aquella se habla de Cilka, pero son volúmenes totalmente independientes).
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