El tatuador de Auschwitz

La historia de Lale, el protagonista principal de la historia, es la de un joven al que las crueldades e infamias de la guerra le arrebatan de un manotazo varios años de su vida, sumiéndolo en la miseria creada por el hombre, pero que no logra robarle sus anhelos de vivir y mucho menos su espíritu de colaboración con aquellos que siente más desprotegidos que el mismo.
En un campo de concentración son pocas las posibilidades de hacer algo diferente a los trabajaos forzados, pero a Lale, la suerte o la desdicha, lo llevan a desempeñarse como el hombre que dejo la marca en la piel de cientos personas, esa huella imborrable que les recordaría que durante una etapa de sus vidas no fueron más que una cifra tatuada en sus brazos. Pero esta misma actividad le permitió encontrar el amor por una mujer y el amor y el deseo de ayudar a los que no podía proteger completamente.
El estilo narrativo de la autora es simple, sin pretensiones de ser un referente para la exactitud histórica, tratando siempre de rescatar la parte más humana de sus protagonistas para que nunca olvidemos la infamia de la guerra, pero aun así podamos encontrar esperanza en la bondad y resiliencia de la humanidad.
En algunos apartes peca por dotar de una suerte excesiva a los personajes que juega en contra de credibilidad de la historia, rasgo que se repite en su siguiente libro, y con el que se debe hacer las paces para poder disfrutar del pacto ficcional que la autora nos propone.