La librería ambulante

Tener una librería ambulante siempre me ha parecido una forma totalmente romántica de acercar la cultura al mundo. Una fantasía digna de los mejores sueños. Actualmente, todavía hay lugares donde se utilizan estos carromatos para ofrecer historias increíbles impresas en papel a lectores que se acercan para leerlas.

Este relato nos ofrece vivir esta aventura que seguramente muchos amantes de los buenos libros hayan soñado con hacerla realidad. ¿Os imagináis rodando por el mundo, rodeados de paisajes bucólicos, arrastrando un carro lleno de libros interesantes para leer? Después de esta novela los que no habíais soñado nunca con ello puedo aseguraros que la querréis hacer realidad. Y es que Helen, nuestra protagonista, emprende esta aventura recorriendo los paisajes de una América rural donde los granjeros que viven en ella no tienen otra manera de acceder a la literatura.

Pero este libro, que puede considerarse cozy o feel good, ahora tan de moda, se escribió a principios del siglo XX. Y que una mujer decidiera sacar adelante esta aventura y además hacerlo sola, no debía ser lo habitual. Por tanto, nos encontramos ante una historia que va más allá de la simple peripecia por el hecho de estar protagonizada por una mujer. Una mujer valiente que un día, ante el ofrecimiento de compra del señor Mifflin, un hombrecillo muy pintoresco, cansada de hacerse cargo ella sola de la granja de su hermano, decide abandonarlo todo y empezar a disfrutar de la vida, del tiempo y el entorno.

Morley utiliza a lo largo de toda la novela un tono cómico que da frescura y buen ritmo a la historia, pero también la llena de pinceladas poéticas y reflexiones preciosas en torno a los libros y sus autores. Porque vender libros también es hablar de ellos. Una delicia para el lector, que consigue tenernos con una sonrisa en la boca de principio a fin.

Una historia de amor hacia la literatura y también una historia de amor entre dos personajes poco agraciados y de avanzada edad para buscar pareja, teniendo en cuenta la época, que rompen con los estereotipos y llenan de ternura el relato.

Las expectativas estaban muy altas y, aunque me ha gustado mucho y lo recomiendo a todos los amantes de la lectura, he echado de menos un poco más de profundidad y un final menos precipitado. Se me ha hecho corto, aunque si quería más esto no es malo. Me alegra saber que la historia continúa con una segunda parte en La librería encantada, que leeré seguro para volver a reencontrarme con estos personajes tan encantadores y seguir soñando entre libros.