Atardecer en Central Park

Atardecer en Central Park es la segunda parte de la saga Desde Manhattan con Amor de Sarah Morgan pero se puede leer como libro independiente y autoconclusivo. Es más, hasta que no me puse con su lectura no descubrí que formaba parte de una saga y me pregunté si no leer la primera parte me afectaría en la lectura, pero nada que ver. Los personajes sí se relacionan de un libro a otro, siendo los secundarios del primer libro los principales de este, y viceversa, pero no perjudica para nada a la hora de comprender la historia y seguirle el ritmo, y eso es un punto muy a favor.

Frankie es una diseñadora de jardines a la que le apasiona su trabajo. Se sabe el nombre de cada planta por su nombre original en latín y es capaz de crear un paraíso de flores donde quieras y con todo lo que tenga a mano. Su improvisación e imaginación no tiene límites. Desde que creó Genio Urbano con sus dos mejores amigas, una empresa dedicada a la preparación de eventos, en especial bodas, se encuentra más susceptible que nunca. Frankie no cree en el amor. Una infancia marcada por el divorcio de sus padres, y el consecuente comportamiento de su madre, la hicieron desconfiar del amor verdadero y largarse de su ciudad natal, Puffin Island, a Nueva York, lejos de las habladurías de los vecinos y las miradas inquisidoras.
Ahora, en Nueva York, Frankie vive en un bonito apartamento propiedad de Matt, el hermano de Paige, una de sus mejores amigas, el cual lleva años enamorado de ella; pero Frankie no se siente a gusto con los hombres y Matt, a través de una propuesta de negocio y de colaboración mutua, tratará de hacerla sentir cómoda a su lado y, por qué no, romper esa barrera entre ella y el sexo opuesto y ayudarla a creer de nuevo en el amor. ¿Lo conseguirá?

La historia de amigos que se enamoran y empiezan una relación es un tema bastante trillado en la literatura pero que, aún así, nunca pasa de moda y se disfruta por sí sola. Además, Sarah Morgan consigue desarrollar una historia a la par refrescante y divertida, con unos personajes bien estructurados y con los que resulta muy sencillo empatizar. Hay muchas cosas de Frankie en las que me he visto reflejada y eso también ha ayudado a que me sienta más cercana a ella y a sus dudas. Y lo mismo me ha ocurrido con Matt, comprendiendo su punto de vista y su forma de ser y actuar. Todo un caballero. Es una historia muy bonita que se desarrolla de forma muy relajada y lineal, viendo cómo Frankie se retrae del mundo y de las relaciones por su experiencia familiar cuando tenía catorce años y cómo Matt, y el trabajo que comparten, logra ir redescubriéndola poco a poco, viendo una parte de ella que desconocía y que hace que sienta más atracción hacia ella, más ganas de protegerla.

Los personajes me han resultado muy naturales y cercanos, sobre todo Frankie y Matt, como ya comentaba.
Frankie es una mujer que desconfía de los hombres y que no tiene citas ni relaciones con nadie por miedo a repetir el pasado de su padres. Su padre le fue infiel a su esposa y las abandonó cuando Frankie apenas tenía catorce años, y su madre, dolida por la infidelidad, acabó cambiando su estilo de vida y convirtiéndose en una mujer en busca de diversión y sexo sin ataduras. Ambas razones la llevaron a abandonar su pueblo natal y a no dejarse llevar nunca por las emociones, ocultándose tras una gafas y ropa poco femenina para evitar la atención de los hombres. Frankie me ha gustado mucho como personaje, es fuerte, decidida y muy independiente. Aunque el pasado que la traumatizó volverá una vez más y deberá, de una vez por todas, aceptar el problema, enfrentarlo y dejar de huir.
Pero Matt no es un hombre cualquiera y lleva años enamorado en secreto de Frankie. Nunca se ha atrevido a dar el paso porque conoce a su amiga y sabía que no tenía ninguna oportunidad, al menos hasta que un pequeño detalle despierta su curiosidad y comprende que Frankie oculta más de lo que muestra. Poco a poco irá forzando a Frankie a abrirse a él y contarle todos sus secretos y los pensamientos que le perturban, descubriendo a una mujer sencilla y con un miedo atroz a las relaciones y los sentimientos, y eso hará que él sienta más deseo por ella y por ser el hombre que le demuestre lo equivocada que está con respecto al amor. Matt es guapo, sexy y musculoso; atento, amable, comprensivo y siempre con una sonrisa en la cara. Es un buenazo y es imposible que no caigamos rendidas a sus pies.
En cuanto al resto de personajes, tengo que hacer especial mención a Paige, la protagonista del primer libro (y que me ha dado muchas ganas de conocer su historia con Jake), una mujer valiente, fuerte y muy protectora para con los suyos; y Eva, un personaje entrañable y que no pasa por un buen momento en este libro. Aún así, es una mujer soñadora, buena amiga y confidente.

La trama es amena y adictiva, con ritmo ágil, y perfecta para esta época del año de calor, y más si os gustan las lecturas románticas con humor, buena ambientación y unos personajes auténticos.
La verdad es que la ambientación me ha enamorado, todo rodeado de jardines, terrazas y azoteas rebosando de vida y color por la profesión y afición de Frankie por las flores. Me ha gustado mucho que Frankie disfrute tanto con su trabajo y el cuidado de las plantas y que eso se evidencie en cada actividad que hace y cómo disfruta con ello.
Con respecto al final, siendo el esperado como en toda novela romántica, destaca por ser muy gracioso y con un toque que lo hace especial y perfecto como guinda del pastel de la historia entre Frankie y Matt. Y como punto a destacar, cada capítulo viene encabezado con una frase a modo de mantra de cada uno de los personajes. Nos encontramos con frases graciosas, sabias, reflexivas, etc, y me ha gustado mucho ese toque.

En resumen, 'Atardecer en Central Park' es una novela que he disfrutado muchísimo. Una lectura refrescante y perfecta para esta época del año, con un argumento sencillo pero adictivo, y con unos personajes que se sienten cercanos, con problemas y miedos emocionales más habituales de los que pensamos. Con el paso de las páginas, Frankie y Matt aprenderán a confiar y creer en uno en el otro, aportando también en el proceso un toque pícaro de diversión, atracción e inocencia que enamora.

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