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Una lectura sorprendente que invita a la reflexión sobre el papel que estamos desempeñando los seres humanos en la Tierra. Este es el segundo libro que leo del autor y ya he podido comprobar que tienen una forma de escribir muy característica y que, por lo tanto, lo hace distinto a la mayoría. Esta forma de escribir hace que empatices mucho con los personajes y que las páginas fluyan como los cascadas en Islandia. En cuanto a la temática, el libro trata aspectos fundamentales como el cuidado del planeta Tierra, el valor de la familia, el poder de las redes sociales y de los medios de comunicación y la ambición del ser humano, entre otros. No entraré a detallar de qué trata el libro, pues, si el autor publica libros sin una sinopsis, no soy yo quién para hacerlo. Simplemente diré que le deis la oportunidad, que no es una lectura al uso y que logra dejar un poso importante. Además, permite extraer numerosas citas que nos invitan a reflexionar acerca de diferentes aspectos. Se puede decir que la novela se estructura siete bloques: uno introductorio (30 años antes), otro no titulado, y los siguientes: El concurso, El despegue, Otro representado con un símbolo, Tierra, Fin, y Eva. Estas partes se subdividen en capítulos muy cortos (dos o tres páginas de media) y en los que se intercalan las historias de dos hermanos con otra historia que se desarrolla paralelamente. La portada hace alusión al contenido más subrepticio o, que en un principio, parece secundario; sin embargo, más adelante cobrará mucho sentido. Como suele hacer, ensalzo que el título que da nombre a la novela aparezca en una fuente de un tamaño superior a la del autor. Finalmente, Eloy ha logrado trasladarme con su prosa hasta Islandia y despertar en mí el deseo de viajar hasta ese país para conocer sus cataratas, lagunas, icebergs y cuevas. |
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