La ciudad

“La ciudad” de Lara Moreno es una novela contada por tres mujeres: Oliva, Damaris y Horía. Todas ellas viven en Madrid y comparten, de una forma o de otra, edificio.

Oliva vive junto a su hija pequeña Irena. Desde hace un tiempo, vive también con ellas Max, el novio de Oliva. Se conocieron de forma fortuita y, poco a poco, él fue haciéndose un hueco en la vida de ella. al principio todo era perfecto, encajaban y se hacían felices. Sin embargo, ahora, con el paso del tiempo, Max ha empezado a mostrar otra cara, una más oscura, más violenta. le da una de cal y otra de arena, la confunde, le grita.

Damaris es una mujer colombiana que emigró hace muchos años a España en busca de un futuro mejor, tras haber sufrido su ciudad natal un terrible terremoto en 1999. Desde hace tiempo trabaja como niñera de los gemelos Nicolás y Rodrigo, a la vez que ejerce de asistenta de la familia. Las largas jornadas laborales, sumado al estrés y las múltiples preocupaciones de su día a día, se transforman en problemas de salud que irán minando sus fuerzas poco a poco.

Horía es una mujer marroquí que se trasladó a España aprovechando una oferta de trabajo para recolectar fresas en Andalucía. Su idea era enviar el dinero a su familia en Marruecos y regresar lo antes posible. Desafortunadamente, sus planes se tuercen; la situación en los campos es extenuante y, mientras está allí se entera que su hijo ha partido hacia España para entrar en el país de forma ilegal y reunirse con su madre. Horía no puede volver a su país natal, no sin su hijo, por lo que a la mínima oportunidad escapa de Andalucía y se instala en Madrid. En la capital le ofrecen ser portera de un edificio, pero ha de ser discreta, pues al estar sin papeles el dinero lo recibirá en negro.

Tres mujeres, tres historias desgarradoras. “La ciudad” es una de esas novelas que se te clava dentro y te hace añicos, pues las experiencias de la protagonistas, aunque ficticias, representan la situación real de miles de mujeres en España. El estilo de la autora, que prescinde totalmente del diálogo, vuelve la lectura tremendamente asfixiante. En muchas ocasiones tuve que parar para tomar aire.

Madrid, por otra parte, actúa como una protagonista más. Moreno describe sus calles, sus lugares emblemáticos, desde la perspectiva de Oliva, Damaris y Horía. Para Oliva, el mercado cercano a su casa es su lugar de respiro, su oasis en medio del desierto; Damaris recorre la ciudad cuando termina su jornada laboral, con los pies y el alma ya cansadas; Horía, por su parte, no puede disfrutarla en absoluto ya que su situación requiere salir de la portería cuanto menos mejor.

La única pega que le pondría a “La ciudad” es que, en ocasiones, se me ha hecho densa y larga. Asimismo, el hecho de que sus historias no se entrecrucen demasiado —que era ciertamente lo que yo esperaba— fue un poco decepcionante. Por lo demás, la recomendaría sin pestañear. Es una lectura necesaria que pone el foco donde debe ponerlo, sin adornos, sin artificios. La realidad tal cual es.