Cuando era divertido

Antes de llegar a la página 20 ya estaba irremediablemente conectada a este libro. Me ha provocado un viaje al pasado tan vívido que asusta. He vuelto a ser adolescente, en la época de los primeros besos y las primeras caricias al amparo de un portal oscuro, el comienzo del matrimonio lleno de ilusiones y las semanas anteriores a cuando éste se convirtió en ruptura definitiva, esas semanas en las que las palabras de amor se transformaron en palabras de reproche. Y me ha dado miedo, me niego a aceptar que el amor se acaba. La pasión puede pasar a un segundo plano, pero sé que el amor, si es verdadero, no se apaga, mis abuelos se amaron hasta… bueno, a mi abuelo todavía le brillan los ojos cuando hablamos de la abuela, es prueba más que suficiente para mí. La trama está tan bien escrita que todo ha sido muy nítido, como si estuviera viendo mi propia vida.
Me ha parecido una genialidad que ambos protagonistas se llamen igual, eso de no saber quién es quién en cada momento es algo diferente y ahora mismo no consigo recordar ninguno libro así. Yo misma me he sorprendido al asignarles unos clichés, esos mismos clichés de los que protesto cuando los leo escritos.
Tiene una lectura fácil y muy rápida, estructurada en capítulos cortos que hacen seguir y seguir. al no ser muy extenso, en una tarde me lo he acabado.
Me parece perfecto que el propio escritor avise antes de comenzarlo porque es totalmente cierto, no es una lectura para cualquier edad, a diferencia de lo que nos tiene acostumbrados. Hay párrafos subidos de tono que no deberían leer los menores, pero para cualquiera que haya rebasado la mayoría de edad será un viaje maravilloso.