Donde estén mis amigos

Yo siempre digo que en La Chucha hay dos clases de personas: las que vienen en pareja y las que vienen a obsesionarse.

Yo no era un hombre de acción, no tenía engrasadas las poleas que activan la valentía, el coraje y la intrepidez. Mi primer impulso ante un desafío tan palmario era la huida.

Carchuna era un pueblo feo. El mar de invernadero que cubría la costa entera hasta Almería lo cercaba por los cuatro costados e invadía las calles, dejando apenas espacio para que prosperaran los bares, las plazas, las tiendas o cualquier cosa que pudiera animar un poco la vida laboral.

Dentro de unos años rechazarán los videojuegos y fijarán su atención en la única cosa verdaderamente inútil que uno puede hacer en esta vida: leer.