Valancy Stirling o el castillo azul

A través de un estilo narrativo sencillo, fluido y claro, Lucy Maud Montgomery nos presenta una historia cargada de lucha, crítica social, esperanza, amor y también tristeza; todo ello expuesto con una delicadeza tal que resulta asombrosa. La sutileza que impregna el libro es casi palpable, tanto a la hora de narrar, de describir los paisajes como para desarrollar los personajes. Y es que la autora no emplea un lenguaje excesivo o sobrecargado sino que, mediante una gramática y un vocabulario simples consigue transmitir una emotividad desbordante y dotar a la obra de mucha profundidad, tratando temas variados. Esto unido a que los capítulos son cortos, hace que sea muy rápido de leer.

Entre todos los aspectos que se analizan en la historia, destaca por encima de todos la importancia de ser fiel a uno mismo, de no dejarse manipular por los demás, de luchar por lo que se quiere y, en definitiva, de vivir la vida sin miedo.

No obstante, la autora no se detiene en ese punto cuando habla de la humanidad, va más allá y hace una crítica exhaustiva de cierta parte de la sociedad de la época del siglo XX que vivía por y para las apariencias; una sociedad que no dudaba en juzgar a los demás de forma despiadada y que cambiaba de opinión radicalmente si la situación así lo requería. En ese mismo tono se plantea el tema del papel de la mujer, que en este caso se reduce a casarse, hacer las labores del hogar y ser integra, por lo que pueden apreciarse ciertos toques feministas, principalmente representados en Valancy.

Se trata, asimismo, el tema del amor familiar y en pareja, apareciendo, por una parte, como algo que se puede corroer por muchos lazos sanguíneos que unan a dos personas y por otra, como una emoción carente de egoísmo. Eso sí, el romance que hay en el libro no es al uso, ya que es dulce pero sin pecar de pasteloso y no domina por completo la obra, siendo un complemento más de la misma.

Juega también con el misterio, haciendo referencias puntuales a un secreto que en los primeros momentos pasa un poco desapercibido porque la propia protagonista le resta importancia. Sin embargo, casi al final del libro explota de forma sorprendente y provoca un giro en la trama totalmente inesperado.

El entorno es un factor primordial en la novela y es un personaje más. La acción se sitúa en la ciudad de Deerwood, en Canadá, y ésta se encuentra dividida en dos partes claramente diferenciadas, Elm Street (la casa de Valancy) y la naturaleza. Mientras la primera simboliza el despotismo y la tristeza con una casa roída, rodeada de ruinas y en la que nada cambia, la naturaleza representa la libertad, la belleza y la fuerza. Cabe decir, que el paisaje está descrito con todo lujo de detalles y que le aporta un toque mágico, fantasioso a la historia.

A estas alturas es más que evidente que me ha encantado y podría seguir escribiendo más porque no he abarcado ni de lejos todo lo que simboliza, pero sería cruzar los límites del spoiler y no quiero llegar a eso. Tenía unas expectativas muy elevadas y ha cumplido cada una de ellas. Es una historia con mucha carga emocional, con unos sentimientos que traspasan el papel, que me ha hecho reír y llorar y que te deja con una sensación muy optimista. He conectado al 100% con la protagonista y no es algo fácil de conseguir.