Debemos seguir nuestras "voces de la fantasía", seguirlas a través del amargo sufrimiento, el desánimo y la oscuridad, a través de la duda y la incredulidad, a través de valles de humillación y sobre deliciosas colinas donde cosas dulces nos atraen y desde nuestra búsqueda, siempre y para siempre debemos seguir, si pudiéramos alcanzar el "lejano evento divino" y ver después de ahí las etéreas torres de nuestra Ciudad de la Realización.
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