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Crítica de Celia_0504


Celia_0504
13 May 2022
#RetoEdwardianspirit de la cuenta @victorianspiritsblog, premisa “Un Libro Infantil”.

Sin duda alguna, que este libro me haya gustado tanto, ha sido una de mis grandes sorpresas del año en cuanto a lecturas .

Había oido hablar muchas veces de “Ana de Tejas Verdes” a lo largo de los años, tanto del libro como de la serie de Netflix. Tanto en bookstagram como en blogs todo eran muy buenas opiniones sobre esta historia, pero tengo que admitir que hasta hace poco no me llamaba mucho la atención como para animarme a leer esta historia, por considerarla demasiado infantil y ñoña. Y así podría haber seguido si no me hubiera encontrado por primera vez con la prosa de L.M. Montgomery por medio de “Valancy Stirling o El Castillo Azul” una novela que me encandilo y me sorprendido totalmente, dejándome el corazón muy calentito y con ganas de seguir profundizando en la obra de esta autora. A esto se añadió que, por esas fechas, la editorial Alma saco el libro que nos ocupa ahora en su colección de Clásicos Ilustrados. Tenía muchas ganas de tener algún libro de dicha colección, pero todos los que veía ya los tenía en alguna otra edición y no tengo tanto dinero como para poder comportarme libros repetidos por más bonitos sean ( algún día, espero). Así que en cuanto vi que este sello iba a publicar esta novela en una edición que tenia muy buena pinta y que parecía ( es) tan bonita, no dude en empezar a ahorrar para hacerme con este ejemplar. Algo de lo que no puedo más que alegrarme, aunque a todo eso iré más adelante.

En el idílico pueblo de Avonlea, en la Isla del Principe ( Canadá) viven los hermanos Cuthbert, ambos solteros y de cierta edad. Como los años empiezan a pesar y el trabajo en su granja de Tejas Verdes es arduo, Matthew y Marilina deciden adoptar a un niño huérfano para que les ayude con las tareas agrícolas. Cual no será su sorpresa cuando vean que, por una serie de errores, lo que les envían desde el orfanato no es el prometido niño, sino una muchacha de cara pecosa y trenzas pelirrojas llamada Ana Shirley. Ana, con su carácter risueño, bondadoso y pizpireto, acabará no solo por ganarse el corazón y cambiar la vida de los Cuthbert, sino que hará lo mismo con el resto de los vecinos de Avonlea. A medida que vayan pasando las estaciones, además, seremos testigos de como Ana va creciendo y convirtiéndose en una mujer joven, a base de los disparates que va cometiendo (por su personalidad imaginativa y dramática); los errores; las relaciones y amistades que va forjando; su paso por la escuela y, de forma inevitable, por las desgracias.

Que malo son los prejuicios, que malo fue que en algún momento pensara que iba a encontrarme frente a una lectura demasiado noña o infantiloide. Creo que estaba convencida a que me iba. a suceder lo que yo llamo, para mi, el Efecto Mujercitas. Obviamente por la famosa novela de Louisa May Alcott que leí cuando tenía diez u once años, también enfocada, tradicionalmente, hacia un público femenino e infanto-juvenil. Si pienso en mi infancia “Mujercitas” ocupa una parte importante de mis recuerdos, es un libro por el que siento un afecto profundo y particular y que al recordarlo me deja por dentro una enorme sensación de calidez. Pero hay algo que tengo muy claro con él y de lo que soy consciente: si lo hubiera leído con más años, o incluso en la actualidad, no me habría gustado tanto. Para nada. Por que hay que reconocer que es un libro que ha envejecido mal en ciertos aspectos y que presenta situaciones ( y creo que esto es muy importante cuando hablamos de libros que han sido escritos hace siglos y que son considerados como “clásicos”) y personajes que se han quedado muy desfasados con el tiempo y que si pueden resultar un tanto cursis, con los que es difícil que el lector actual pueda conectar. Eso es lo que pensaba que me iba a ocurrir con “Ana de Tejas Verdes”, de ahí que fuera tan renuente a leerlo.

Y que agradable resulta, en estos casos, que tus prejuicios resulten infundados y que lo que leas te sorprenda.

No voy a negar que ha habido momentos en los que el libro me ha parecido un tanto cursi, para que mentir. Pero en general, ha sido una lectura que ha disfrutado mucho y que me ha dejado con un sabor de boca excelente y el corazón calentito. Es, totalmente, de esas que podemos definir como “cozy”, aunque me parece que últimamente usamos en demasía este termino. He conectado con muchas de las situaciones que pasa Ana y la forma en que todo va transcurriendo en la narración, lo cual creo que es una de las mejores cosas que ha tenido esta experiencia tan especial. Es un libro, que pese a que se nota que se ha escrito hace tiempo, no me parece que haya envejecido nada mal. Es más, considero que bajo su patina de calidez , encanto e inocencia hay una fuerte carga irónica y crítica contra la sociedad del momento en que fue publicado, y hacia ciertos conceptos religiosos y sociales, lo que hace que sea un libro con bastantes capas y al que se le puedan dar varias lecturas. Todo esto le da un aire muy interesante y un plus de frescura que hace que deje muchas cosas en la mente del lector. En ese sentido, tengo que reconocer que hay un solo pero que podría ponerle a este libro: hacia la mitad de esta lectura, todos los episodios que va protagonizando Ana, con todas sus travesuras, ocurrencias y errores, se me hicieron un tanto repetitivos, hubo un momento en que la historia se me quedó un poco estancada. Pero una vez que todo va desarrollándose, y empiezan a sucederle cosas a Ana a raíz de sus estudios escolares, me pareció que todo volvía a coger muy buen ritmo y a volverse más interesante. Éstos episodios, resultar un revulsivo más que bueno para la lectura. Y el giro dramático que toman los acontecimientos en los últimos capítulos me parece que le da a todo el conjunto de la obra una dimensión muy madura y diferente a las páginas que se había leído previamente, haciéndola más realista y completa. de alguna forma, después de lo suave que había sido la lectura hasta ahora, esos últimos capítulos lograron dejarme con el corazón encogido y una enorme pena por todo lo que había pasado. Pero más de lo que nunca hubiera podido imaginarme que este libro me hubiera producido. Y fue en ese momento, cuando me di cuenta de hasta que punto habían calado en mi estos personajes y esta historia.


La obra es, en general, una lectura de un ritmo muy placido que envuelve totalmente al lector. En ello creo que tiene mucho que ver la pluma cálida y directa de L.M. Montgomery, que casa muy bien con el tono de la historia que nos presenta y logra conectar muy bien con el lector. Su ritmo narrativo es fluido, no va ni muy lento ni muy rápido, el lector no se cansa leyendo para nada, ya que va al grano cuando es necesario y reposa cuando de hacerlo ( una característica, que, por cierto, fue uno de los puntos que más me agrado de “Valancy Stirling o El Castillo Azul”, ahora que lo pienso). Y todo ello sazonado con momentos de gran intensidad emocional o belleza lírica. Estos últimos vienen de la mano de la deliciosa ambientación que hace la autora sobre el pueblo de Avonlea y sus alrededores, y de como habla del paso de las estaciones en el lugar. Estos momentos son bellísimos, por como están escritos, de tal manera que el lector logra transportarse a ellos gracias a la belleza casi plástica con la que están compuestos y a la forma en que L.M. Montgomery hace conectar estas descripciones con el momento vital o lo que esta sucediendo en la vida de Ana y de sus vecinos y familiares. Esto está escrito de una forma pulcra y cercana que logra casar con el lector totalmente.

Otro mito que se me ha desmontado totalmente con esta lectura: estaba convencida de que el personaje de Ana Shirley iba a ser una repelente de mucho cuidado. Y, vale, a veces lo es. Pero también resulta totalmente envaucadora, encanta al lector totalmente de la misma forma que lo hace con su nueva familia y los vecinos y amigos que hace en Avonlea. al principio me costo un poco, pero a medida que la narración fue progresando, fui disfrutando más y más con todo lo que le pasaba y con su carácter. Ana es un personaje realmente irresistible por toda la rebeldía que hay debajo de su carácter apacible y por lo humana que resulta, ya que , pese a todo lo bueno que tiene, es también terca, vanidosa y muy despistada. Su personalidad soñadora, dramática, irreverente e inocente encasilla totalmente. El valor que le da a la imaginación y su necesidad de estar todo el tiempo con la cabeza en las nubes es algo que me ha gustado especialmente, porque me he sentido muy identificada con ello por mi forma de ser y por la niña que una vez fui. Creo que uno de los puntos fuertes del libro es la forma en que la autora va demostrando como el personaje va evolucionando con el paso de los años, y como deja atrás la infancia para convertirse en una mujer responsable y valiente, que no ha perdido su espíritu infantil y la pureza de su corazón pese a los sinsabores de su pasado y lo incierto de su futuro.

Hubo muchos momentos en los que sus ocurrencias me sacaban la sonrisa, con en las que no pude dejar de reír, directamente. Y eso último es algo que no me pasa con muchos libros, así os lo digo. Sobre todo por sus conversaciones con Marilia, que para mi es el otro gran personaje de la historia. Me encantaba el contraste entre ambas, y la forma seca e irónica con que Marilia contestaba a lo larguísimos y dramáticos discursos de la pizpireta Ana. Esos han sido algunos de mis momentos preferidos de la lectura, Me ha encantado la chispa que tenían estas conversaciones y el contraste entre los dramas que resultaba Ana y lo pragmática y cínica que resultaba Marilia, y la forma en que todos esos rasgos, al final, son una mera mascara para ocultar sus debilidades y todo amor que es capaz de sentir, ya te teme que montar eso la haga parecer débil o permita que la hieran. He de decir, que el personaje de Marilia ha sido, junto Ana, uno de mis preferidos de toda la lectura (porque, seamos sinceros, el resto de personajes muy majos, te pueden caer mejor o peor, pero con excepción del tío Matthew ningún otro me ha llamado la atención. Y este personaje, aunque le cogí mucho cariño, porque era imposible no hacerlo, me parece que le falta cierta profundidad). Creo que L.M. Montgomery se lució con esta creación suya, demostrando que no es necesario que un personaje sea un niño para que éste no pueda evolucionar y cambiar su forma de ser según las circunstancias que le toca vivir sea la edad que sea.

Mención especial, por supuesto, a la excelente y bella edición ilustrada que nos trae Alma de este clásico. Merece mucho la pena, aunque no te leas el libro y solo te dediques a mirarlo por dentro, porque es una autentica preciosidad. Es una edición muy cuidada y llena de detalles, con una combinación de colores naranjas y verdes que me ha encantado y me ha parecido muy original. Las ilustraciones son deliciosas de ver, y casan muy bien con aquello que representan, ya sea una escena llena de inocente, u otras con carga más emotiva. Son muy sencillas, pero van muy a tono con la propia esencia del libro.

La editorial ya ha anunciado su intención de publicar la serie completa de nueve libros de Ana Shirley. En un principio pensé que si el primero me gustaba podría animarme a completar la colección. Pero después de haber leído “Ana de Tejas Verdes” me da un poco de miedo de ponerme con sus continuaciones. Me ha gustado tanto este libro que no quiero que su recuerdo quede empañado si los siguientes libros son más mediocres, que es lo que tengo entendido. de todas formas, creo que me animare a leerlos al final. Hasta que no lo haga, no podré saber si con ellos me llevaré tan grata sorpresa como con el primero, que se va derechito a la estantería de mejores lecturas de lo que llevamos de 2022. Es un libro que nos habla del encontrar tu lugar en el mundo y las cosas que te hagan feliz, del amor, de la amistad, del poder de la imaginación y de que, al final, son las cosas más pequeñas y cercanas las que pueden hacerte feliz y las que realmente cuentan en tu vida. Tiene un mensaje muy positivo y que infunde valor al lector, ya que habla del que hay que tener fe en el mañana y confiar en que lo que nos espera, pese a sus dificultades, puede ser una gran aventura. Te deja muchos sentimientos por dentro cuando lo cierras, pero lo que prima es, por norma general, es muy positivo, incluso cuando lo que sucede es muy triste y duro. No tengo ninguna duda de que es un libro que he podido disfrutar ahora como hubiera podido hacerlo de más pequeña, de hecho me da pena no haberlo cogido antes. Ese disfrute que me he perdido por mucho tiempo.
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