Justo antes del final

En Justo antes del final, Emiliano Monge nos ofrece una biografía novelada de su madre, una mujer que sufrió y padeció pero que también se fortaleció. Cada capítulo de este libro se corresponde con un año de su vida y comienza en el año 1947, desde su nacimiento. Los capítulos están estructurados en tres partes: empiezan con una conversación entre el autor y su madre, siguen con conversaciones entre el autor y sus tíos y, finalmente, acaban con datos históricos de eventos importantes que ocurrieron alrededor del mundo.

Justo antes del final es la primera obra que intento leer de Emiliano Monge y admito que el libro ha podido conmigo pues no he logrado terminarlo. Para empezar, las conversaciones me resultaban muy caóticas porque está todo narrado sin guiones, con un batiburrillo de pensamientos, preguntas y contestaciones seguidas que se me entremezclaban y me confundían.

Por otro lado, el autor narra las conversaciones en futuro con expresiones como “te dirá tu madre”, “insistirá tu tío”, etc. Con esta forma de narrar parece que el autor se estuviera hablando a sí mismo, como si hubiera creado este libro para su futuro yo, ya sea a modo de recordatorio o diario. En este caso, a mí me ha producido rechazo porque sentía que el lector no era partícipe de lo que quería relatar; un libro contado para sí mismo pero no para que sea leído por el resto.

Por último, no entiendo por qué terminar los capítulos llenos de datos y acontecimientos relevantes en ese año. Creo que no aportaban mucho a la biografía y a mí me sacaban totalmente de la historia. Hubiera preferido que se centrara en la vida de la mujer, la cual ya era interesante de por sí rodeada de tanto caos, locura, abandono, violencia y desprecio desde la infancia.

En definitiva, fue un libro cuya sinopsis captó mi atención en su momento, pero la narración me ha resultado tediosa, caótica y repleta de datos innecesarios. Perdí el interés poco después de empezar, se me hacía eterno y no me daban ganas de ponerme con él. Finalmente decidí ser honesta conmigo misma y lo abandoné a poco más de la mitad porque realmente no lo estaba disfrutando.