Platos con ¡PINTAZA! El arte de Mao Momiji

Este libro es para los amantes de la comida...y no porque sea un libro de cocina, que no lo es, es un álbum ilustrado con los platos más suculentos que puedas imaginar.
Mao Momiji es un dibujante japonés que se ha hecho famoso en redes por publicar ilustraciones de platos de comida. Y eso no es todo, están tan bien hechos que no podrás evitar salivar.
Platos con pintaza es una compilación de las ilustraciones más apetitosas que puedas imaginar. Lo único malo de este libro es que no te pone que es lo que estás viendo justo debajo de cada imagen. Así que hasta que no llegas a la última página no puedes encontrar esa información. En el listado de información final también aparece el restaurante donde el autor ha comido esos platos...para futuros viajes a Japón.
Pues eso, que cuidadito con leer este libro en ayunas. Es un regalo ideal para los amantes de la cultura nipona.

Hoy os traigo esta reseña que os hará la boca agua. Sí, como lo leéis... este libro ilustrado despertará vuestra gula y las ansias de probar todos los platos hiperrealistas que Mao Momiji convierte en manjares ilustrados.

Poco texto acompaña al menú, aunque sí hay algunas viñetas cómicas entre sus páginas. El resto, es puro arte: platos típicos de la gastronomía japonesa servidos para que el lector salive a más no poder...

Si bien es cierto que en la faja del libro ya avisan que es mejor no leer en ayunas, porque si algo me ha acompañado mientras pasaba sus páginas es un hambre desmesurada y, para qué negarlo, unas ganas locas de volver a Japón y comer hasta decir basta.

Ramen, takoyaki, fideos soba, arroz, sushi, filetes de Kobe... y por si fuera poco, POSTRES! Madre mía, si este libro fuese comestible... engordaría 10 kilos en una tarde!

Os invito a que os adentréis en el arte de Mao Momiji y que le hinquéis el diente a esta maravilla que, tened por seguro, alimenta que da gusto.

Mi puntuación: 5/5🌈

Gracias a babelioespanol y #MasaCritica por el ejemplar
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Tal y como reza la advertencia de la faja que acompaña al libro, no hay que leerlo en ayunas, ¡qué hambre!

Son cien páginas a todo color con ilustraciones de comida detallada y muy apetitosa, así como alguna que otra viñeta explicativa de los comienzos del autor como comidista y dibujante. ¡Ah! Y una página con el proceso explicado paso a paso por si el lector también se anima a dibujar todo lo que come.

Y la edición es otra delicia, tiene sobrecubierta y la cubierta parecen las solapas de una carpeta abocetada.

Una obra muy recomendada para cualquier amante de la comida, y del buen comer, y, por supuesto, del dibujo. Aunque tengo que decir que a mí me ha sabido a poco. ¡Quiero repetir!
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