El latido del mar

«La luz de la esperanza iluminaba sus tinieblas» 

Esa es la energía que alimentan las ganas de cada uno de nuestros protagonistas, la esperanza, la creencia de que llegará ese final anhelado, ese cambio en las vidas que dotarán de sentido tanto sufrimiento, la recompensa al esfuerzo y al dolor, la voluntad de trabajar para volver a encontrar a la familia perdida.

«sus dirigentes son los más listos y los más valientes. En cambio, ¿quién nos dirige a nosotros? Los reyes, que son por ser hijos de rey, aunque salgan tarados» 

                Otro de los grandes elementos que sazonan esta historia es la venganza, no tanto de hacer justicia, pues la penitencia que vive Blanca ante sus captores está muy lejos de considerarse justicia, es más bien, hacer daño al otro, aunque esté muerto, para de alguna forma resarcir esa envidia enfermiza que le tuvieron en vida. Blanca representa la historia de muchas mujeres, deshonrar a la mujer es vencer un poco más al enemigo, Ricardo von Blume. La venganza como justicia, recuperar lo que un día le perteneció, la representa Roger de Flor, con una aventura que engancha, llena de peligros y giros.

                Me encanta como representa la diferencia de clases dentro de los propios caballeros del temple, la diferencias en la Orden, unos hijos de nobles, pero Vasall no. «En batalla luchan como el que más. Y eso se considera un trabajo de villano, indigno de un caballero», me quedé sorprendida. 

                Como siempre leer a Jorge Molist es aprender divirtiéndote, esta vez sobre los entresijos del temple, los mamelucos, ¿cómo puede convertirse un esclavo en soldado de quien le arrebató toda la libertad? Carlos de Anjou ya utilizó la figura del impostor en la batalla como señuelo. ¿Por qué la Orden no tenía tratos con mujeres? Si que quiero decir que no comulgue mucho con Blanca, una de las cosas que menos soporto son las debilidades femeninas, ¿cómo una mujer que padece lo que ella, no es capaz de aprender a dirigir una casa o de casarse con un artesano?