De nuevo me encuentro ante un premio Planeta, y de nuevo he pensado al acabar “no es para tanto”. Está muy bien ambientada en un Madrid del siglo XIX pintado de gris, los personajes están muy definidos, pero la velocidad y la trama… para mi gusto, va a trompicones y el hecho de que una niña de 13 años lleve todo el peso de la novela, le quita mucha fuerza. Los capítulos son cortos y se lee rápidamente, aunque no sea una lectura apacible, y la intriga es mínima. El uso excesivo de los tiempos en presente me hacía volver a leer la misma frase, porque algo no me cuadraba. Es una novela larga pero que no se hace pesada, aconsejo su lectura para unos días de lluvia y manta, pero sin esperar mucho más. |