El marino que perdió la gracia del mar

Esta novela ha supuesto mi primer, y espero que no único, acercamiento a la obra de Yukio Mishima.

Se trata de una novela corta de unas 200 escasas páginas que he tardado un mes en leer. Ha sido una lectura compleja, he pasado por momentos de desconcentración, cansancio, relectura de párrafos completos… y aunque pudiera parecer que ello ha suscitado en mí desinterés o disgusto hacia la obra, nada quedaría más lejos de la realidad.

Los sentimientos de tres personas se cruzan en un instante y de las dos formas más extremas en las que se puede manifestar la emoción: amor y odio. Tres visiones de la vida y del objetivo de la misma completamente distintas y definitivamente incompatibles.

Hay diálogos increíbles de personajes secundarios de tan solo 13 años que plantean una filosofía de vida fascista y moralmente cuestionable, abogando por la eliminación de cualquier atisbo de emoción, sobrevolando el nihilismo pero aterrizando finalmente en el plano del despotismo. Y a pesar de ello, tengo la sensación de que el autor no nos presenta esta actitud como algo digno de censura, sino todo lo contrario.

Con esta lectura he procurado ser paciente, pues me ha parecido bella desde la primera página, pero indudablemente cruda argumentalmente. Y no, no soy yo amante de la pedantería y ni de las descripciones infinitas que poco aportan a una novela. Esta obra sin embargo promete una prosa rica, excelente. Está cargada de metáforas y de comparaciones, de diversos recursos literarios que al final permiten al lector saborear la emoción exacta que el autor narra.

Me han gustado muchas cosas de este libro, pero si me quedara con una de ellas, sería con los sentimientos y la forma de entender las reacciones de los adultos por parte de Noboru, protagonista de 13 años.

Lo recomiendo muchísimo ya que me parece una obra excelente. Pero el lector debe saber que no se enfrenta a una lectura ágil ni a una historia feliz.
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