El marino que perdió la gracia del mar

Honestamente, creo que no se puede entender la obra de Yukio Mishima si no se conoce su vida. Leer un poco sobre su biografía. Fue alguien tan singular y tan especial, con ideas tan intrincadas y tan sumamente derrotistas y filosóficas que hasta no saber algo de su vida personal: cómo vivió, sus ideas políticas y sobretodo, el contexto social y político que le tocó vivir, es muy difícil hacer una lectura de sus muchas novelas, recogiendo todo lo que quiere transmitir, e incluso es decir poco. Su lirismo, sus reflexiones y pensamientos, no siempre emergen tan claros en medio de su mar de letras.

Noboru tiene trece años y vive con su madre, viuda hace ocho años. Tras un periodo de luto considerable, se enamora de un marino llamado Ryuji, cuya carrera ayén de los mares siente llegar a su fin. Noboru se debate entre la admiración y la aberración hacia esta figura paterna, que aparece de repente y por el que no puede evitar tener sentimientos encontrados. Algo que sus amigos tendrán claro desde el principio.

Esta novela ha sido una alegoría clara de la ideología y pensamientos de Mishima respecto a su rechazo reiterado a la extranjerización que sufría Japón en la época, convirtiendo a un grupo de adolescentes en sus aliados, y haciendo del personaje del marino la representación del cambio a otra etapa, a otra era, algo por lo que él sufría y por lo que cometió el ritual de seppuku quitándose la vida.

En este sentido, es una novela perfecta para entender el prisma de este autor, ciudadano japonés, que interpretaba la apertura de Japón a otras culturas y lenguas, como una traición al honor, a sus tradiciones.

Ha sido especialmente desagradable su lectura, sobretodo por un pasaje en particular sobre un maltrato a un animal que ocupa varias páginas, y cuyo final me dejó bastante angustiada.

Muy bien escrito, qué duda cabe.