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Crítica de Kuroi


Kuroi
19 June 2023
¿Sabías que Japón invadió Corea y obligó a los coreanos a ser considerados como sus "esclavos" porque eso era un derecho del invasor? No, yo tampoco, y este libro me ha sido muy esclarecedor e impactante.
La historia gira en torno a una familia y sus cuatro generaciones que abarcan ochenta años de historia, desde Corea hasta las ciudades más bulliciosas de Japón como Osaka y Tokio.
Sunja, una joven que se queda embarazada con tan solo 17 años de un hombre que le doblaba la edad (y encima estando casado pero esa información no la compartió con ella) trae la desgracia a su madre (la única familia que le queda). Pero gracias a Isak (un monje protestante) ella tiene una oportunidad de tener un matrimonio digno y evitar que su familia sea una vergüenza.
Se vio obligada a irse de su país para tener una vida mejor en Osaka, e Isak a pesar de saber que el hijo que tenía Sunja en el vientre no era suyo, le quiso como si así lo fuera. Isak ha sido para mí uno de los personajes más bondadosos y amables de toda la obra. Llegó a amar a Sunja y a tener en cuenta su opinión. Por aquél entonces (1933) la mujer solo podía estar en casa cuidando de los hijos y cocinar, como mucho podía trabajar en una fábrica y cobrar una miseria cuando los impuestos y las deudas eran mucho más altas y cada vez subían más los precios de los alimentos más básicos para cocinar como el arroz o la patata.
Sunja tuvo al bebé del hombre casado (Hansu) y lo llamó Noa (dado que la familia de Isak era cristiana), dos o tres años más tarde nació Mozasu (hijo de Sunja e Isak) y curiosamente a pesar de que este último fuese hijo biológico de Isak, no se parecía en nada a su padre; como que al pequeño Mozasu no le gustaba leer y a su padre si; muy al contrario que Noa, que compartía muchos atributos de personalidad con Isak a pesar de no tener relación de sangre.
Para mí eso es una demostración de que un padre/madre no es aquel que te trae al mundo o te engendra; sino el que te cría.
La historia va desarrollándose en torno a los hijos de Sunja y cómo van sobreviviendo en un país en el cual no conoce, ya que no sabe hablar japonés, no sabe leer ni escribir (ni siquiera en coreano) y el choque cultural tacha a los coreanos como si fuesen parientes directos del cerdo, que son salvajes y que son agradecidos con cualquier cosa que les den.
El único consuelo de la pobre Sunja es la familia de Isak, (Yoseb, su hermano mayor y su cuñada Kyunghee).
A medida que Noa y Mozasu se hacen mayores, el papel intrusivo de Koh Hansu (el padre biológico de Noa) en su vida y en su educación va creciendo hasta tal punto que intenta manipular a Sunja para que le deje pagar la educación de Noa (porque es el único hijo varón que tiene) pero no la de Mozasu; aunque se comporte de forma cordial con él, claramente siente favoritismo por quien es su hijo.
El comportamiento hedonista que tiene Hansu con Sunja es considerado propio de alguien que solo mira por los beneficios que se le pueden aportar; ya que cuando Sunja se enteró de que estaba embarazada de Hansu, este le dijo que no podía casarse con ella ya que tenía esposa e hijas en Japón, pero que podría ser su amante en Corea.
Aunque el daño ya estaba hecho, Sunja estuvo a tiempo y no se lo pensó dos veces en negarle ese "privilegio", puesto que ella quería que se casaran, y por ese motivo quería mantener al bebé.
Sunja pensaba en cómo la vería su difunto padre Hoonie al abrir su corazón y su cuerpo a un hombre así.
Hoonie nació deforme y por eso fue difícil concebir a Sunja, quien tuvo seis hermanos antes que ella pero todos fallecieron. En esa época era extremadamente duro para la familia que tuviese a un hijo/a deforme porque nadie quería casarse con alguien así, creyendo que pasaría sus deformidades a su progenie.
Hoonie era otro ejemplo de un amor paternal puro como un recién nacido y más bondadoso que nadie; queriendo mucho a Sunja y enseñándole todo lo posible para ayudar a su madre y sobrevivir cuando él no estuviera (dado que la esperanza de vida teniendo malformaciones era muy baja).
La historia tiene como protagonista a Sunja y a medida que avanza, más personajes aparecen y tienen su propia vida, aportando continuidad y cohesión, terminando con Sunja.
Ha sido precioso ver cómo evolucionaba de ser una niña a una anciana con sus propias creencias, cometiendo sus propios errores y siempre deseando lo mejor para su familia.
Los personajes que personalmente me han gustado desde el principio hasta el final de la trama han sido Hoonie, Isak, Mozasu, el carnicero que se hizo amigo de Sunja, la propia Sunja, Kyunghee, en ocasiones porque me parece divertido para su edad: Goro y Phoebe.
Mientras que los personajes que me han causado aversión desde el comienzo de todo han sido: Hansu, Hanako, Akiko (estas dos últimas tienen prácticamente la misma personalidad y varias veces he tenido que cerrar el libro para evitar lanzarlo de lo frustrantes que son) y Kazu.
Tratando temas como el aborto, la guerra, las violaciones justificables (o la prostitución que ejercían chicas coreanas que eran engañadas bajo el pretexto de encontrar un trabajo mejor en China cuando en realidad eran "regalos" para los soldados). La discriminación hacia los coreanos es constante y a veces cuesta leer algunas páginas de lo cruda que ha sido la historia entre Japón y Corea.
Sin duda recomendaría este libro, para saber que la guerra siempre saca lo más perverso del ser humano, pero que nuestra querida Sunja siempre sacará buenos momentos gracias a un padre que siempre la quiso, un marido tan devoto y bueno y unos hijos maravillosos.
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