Pachinko

Pachinko es una novela empática que a través de varias generaciones de familias nos transporta tanto a Corea como a Japón para narrarnos el sufrimiento de los inmigrante coreanos en Japón y cómo eran tratados al venir de un país de pobreza allá por 1910. Entre sus páginas encontraremos un ejercicio de empatía de la autora pero también crueldad y hasta despotismo hacia un país y sus habitantes.

La protagonista de la historia es Sunja, que nos la presentan de adolescente tras conocer cómo se dio el matrimonio de sus padres. Sunja es una niña ingenua que acaba mezclada con un yakuza que la engaña y se ve obligada a emigrar con un secreto que su esposo ocultará y aceptará como de ambos. Cabe mencionar que en todas las generaciones se muestra el amor, el respeto y el cariño entre los protagonistas. Sunja estará presente en todo el libro, y seremos testigos de como intenta sobrevivir en Osaka gracias a su marido y a la familia del mismo. Después seremos transportados a una nueva generación, los hijos de Sunja que finalmente cerrarán la historia con los nietos.

Pachinko es un barrido generacional contado con una destreza lingüística propia de una persona que lleva publicando toda su vida pero que en realidad con esta novela obtiene su segunda publicación y la fama internacional. Con una cuidada muestra de amor hacia su país y un dolor profundo por cómo eran rechazados los coreanos aunque naciesen en el propio país nipón, la novela nos muestra otra cara de lo que no conocíamos de Asia a través de personajes entrañables que hacen que la historia sea más notoria para el lector.

Si algo he aprendido de Pachinko es el arte de la pausa en la relación familiar, como la admiración y el cariño ganan cuando es mutuo y cómo crecer significa formarse a uno mismo desde los cimientos de sus propios deseos.