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Este historia comienza en Corea en 1911, donde una pareja joven y casada como es la costumbre por medio de un matrimonio arreglado y dueños de una posada son felices y tienen a su hija Sunja. Así comienza la historia de la vida de esta familia que se va a vivir a Japón, un país hostil, sin amigos y donde son repudiados, viven la guerra, la pobreza extrema, la injusticia, pero también la generosidad de otras personas y la capacidad de salir adelante, de trabajar, de amar y de perdonar, pero mas aún la unidad familiar, el sentido de pertenencia y la manera en que como unidad lograr atravesar los momentos más difíciles. No tengo palabras para describir lo que este libro me ha dejado y me ha hecho sentir, con una prosa exquisita, con una historia de vida de una familia que te toca el corazón y que no es mas que la vida misma, la realidad de personas que se ven obligados a vivir lejos de su propio país, siendo extranjeros toda la vida en un país que los ha visto crecer, vivir, trabajar y dejarse la vida y sin embargo ser siempre unas parias, entonces esta la fuerza, la debilidad, el amor, el perdón y la cobardía humana que existe en cada familia de cualquier parte del mundo. Pero lo mas hermoso del libro es ese reflejo de un amor de toda la vida, ese imposible pero real y dramático. La autora ha mostrado una cara de Japón que muchos occidentales no conocemos, además de la parte de la historia familiar, toda la declaración social que se hace de una sociedad a través de los años ha sido un enorme descubrimiento. Precioso, una historia bella, con felicidad, tristeza, injusticias, debilidades humanas y también del carácter fuerte que sale desde dentro. Muy sentido, muy bien escrito y una historia que definitivamente vale la pena leerse. |
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