La canción de Aquiles

Decir que la prosa delicada y rica de la Miller me gusta es poco, con #Circe me enamoró y con #Aquiles definitivamente me ha conquistado.
Cuando leí Circe me propuse leer La Odisea y La Iliada, y tras leer está última me hice de Aquiles. Homero me encantó pero la Miller tiene un estilo especial que hace que los clásicos no se te atasquen, para algo es profesora. No quiero sonar exagerada pero para mí sería la versión moderna de Homero.
Me ha gustado mucho la perspectiva que ha tomado la narración, por la voz de Patroclo, un secundario en las tramas homéricas, aquí la Miller lo relanza al protagonismo, como sucedió con Circe, esta autora se decanta por los que no tuvieron voz, les da una oportunidad para que cuenten los hechos desde su perspectiva de observadores y no de héroes.
Como decía su prosa es poética, rica en matices, hace que te deleites en la lectura, que te sumergas en los brazos cálidos de Aquiles, y te enamores de él a través de los ojos de Patroclo.
Hay un fragmento en que describe como toca la lira Aquíles que parece que estas ahí escuchándola.
Veremos como la narración se va acelerando a medida que se desencadenan los acontecimientos de la guerra de Troya. Nos deleitaremos en el amor de Patroclo y Aquiles, en su aprendizaje con Quirón y entre ellos mismos, y veremos el contraste en los caracteres tanto de Patroclo y Aquíles a medida que van pasando los años en el sitio a Troya.
En un principio veremos a un Patroclo temeroso siempre de hacer o decir algo que ahuyente a Aquíles, y con el paso de los años ganará caracter, de tal manera que llegará a echarle en cara que dejara que se llevaran a Briseida.
En Aquíles también vemos un cambio de caracter, tanto que al final asume que prefiere la fama y la muerte temprana a una vida larga, aburrida y anónima.
El resto de personajes son de sobra conocidos, reaparece mi viejo conocido Odiseo, que tiene un gran protagonismo, con mucha astucia y socarroneria, creo que más que en Circe, en Circe se suavizó (estaría cansado por 10 años de guerra), Agamenón y su orgullo, Menelao y su casi inexistente personalidad, y la desencadenante de la guerra no aparece por ningún lado, sólo se la menciona. Supongo que ese nulo protagonismo femenino la autora lo reparó luego con Circe.
El desenlace de sobra conocido se ve exaltado al máximo con el final donde Tetis (la madre de Aquíles) hace algo misericordioso. Esta aparece siempre retratada como la típica suegra que se mete en todo, me ha gustado mucho esa visión tan común que se le ha querido dar a un clásico.
Y por último destacar que se trata abiertamente la relación entre Aquíles y Patroclo, una relación que no extrañaba a nadie, que se veía de forma natural, e incluso se admiraba el amor que se prodigaban. Valga esto para celebrar el amor en todas sus facetas.