Niebla

“Los hombres no sucumbimos a las grandes penas ni a las grandes alegrías, y es porque ésas penas y ésas alegrías vienen esbozadas en una inmensa niebla de pequeños incidentes, y la vida es esto, la niebla”.

En éste libro, los pilares fundamentales que lo sostienen y lo denominan como tal, considero que son las sensaciones. La sensación de estar incompleto. La sensación de autoabastecerse en una vida gris admirando y entendiendo tu entorno. La sensación del amor, del odio, de la confianza y de la traición. La sensación de sentirse repudiado, de bajar del cielo para estrellarse con el suelo en milésimas de segundo. La sensación de no sentirse.

Es una novela, que como bien dice su título, es marcada por la niebla. La niebla que nos rodea a cada uno de nosotros, que abarca nuestras miradas y nuestro soslayo, y como una vez disipada hasta convertirse en una leve bruma, puede hacer que mejore nuestro estado, pero si se reconvierte en niebla, será el neblumo más espeso que vayamos a percibir, porque la niebla con la que convivimos no se ve ni dificulta nuestra vista, pero se siente y dificulta nuestra capacidad de sentir.

También es un libro que abarca la paradoja, impuesta por las pautas que se han de seguir en un mundo dictado por el que nos dirige. ¿Tendremos la capacidad de hacer algo por nuestra propia cuenta, a pesar de que el de arriba haya escrito con tinta invisible que debemos hacer lo contrario? Me hace pensar y reflexionar si no seré el protagonista de una nivola particular, como nuestro protagonista, que se cuestiona cada paso que da y cada partícula de aire que respira.

Me ha parecido un libro mágico, repleto de metáforas y de soliloquios del protagonista que van a hacer reflexionar a aquél que lo lea.
Lo recomiendo muchísimo.