InicioMis librosAñadir libros
Descubrir
LibrosAutoresLectoresCríticasCitasListasTest
>

Crítica de Sermora72


Sermora72
26 November 2023
Niebla está dividida en dos partes muy diferenciadas, unidas por el hilo conductor de un protagonista en común, Augusto Pérez. Cada una de esas dos partes se corresponde a un nivel de ficcionalidad: la primera es la ficción pura que se encuentra en cualquier novela y la segunda es un híbrido en el que se mezcla ficción y realidad, que por supuesto no llega a ser la realidad, pero en el que se dan inéditos casos de transferencia o de interferencias, como si cada entidad, persona o personaje, cediera parte de su esencia: el personaje entra en el mundo real e interacciona con personas, la persona del autor aparece ficcionalizado en un personaje. Aunque es precisamente esa segunda parte, en la se mezclan ficción y realidad, la que ha dado fama a Niebla, no deja de ser curioso que, en sentido estricto, ocupe un solo capítulo de un total de treinta y tres ―si bien es cierto que anunciado de forma reiterada en los capítulos anteriores y con consecuencias decisivas en el desenlace de la trama.
Aunque con un argumento aparentemente tradicional, la concepción del amor que se desprende del personaje de Augusto Pérez es una mera excusa para que Unamuno exponga su propio entramado filosófico sobre el amor. Si bien, en un principio ese enamoramiento de Augusto roza más el encaprichamiento que el amor verdadero, como si existiera la necesidad vital de enamorarse para adquirir conocimientos sobre la vida. Este enamoramiento llena al personaje de dudas e incertidumbres, lo sume en un torbellino confuso en el que cree enamorarse de cada mujer que contempla.
Lo que en realidad le ocurre a Augusto Pérez es que no se ha enamorado de una mujer en concreto, sino de un ideal abstracto de mujer, o incluso se podría decir que se ha enamorado del propio amor, lo que le lleva a aplicarlo a discreción a cualquier modelo femenino de carne y hueso que se le pone por delante. Toda una teoría amorosa que lleva a los personajes a divagar durante páginas y páginas y que impide que se produzca un desarrollo narrativo normal, lo que lleva a Unamuno a inventar el término de nivola.
Porque lo más interesante que hay en esta primera parte de Niebla son las divagaciones de los personajes sobre su propia ficcionalidad y sobre la construcción de ese nuevo género nivolesco. Tan completa es la teoría de la nivola que incluso anuncia de alguna manera la teoría de la recepción que vendrá mucho tiempo después, cuando se indica que «el alma de un personaje de drama, de novela o de nivola no tiene más interior que el que le da […] el lector».
Los personajes, y sobre todo Augusto Pérez, se cuestionan en todo momento si sus vidas están dominadas por el azar o si existe una lógica interna que hace que todo se desarrolle según un plan preconcebido. Aunque la conclusión es que el mundo es un caleidoscopio y que la lógica interna es algo que pone el ser humano, queda la duda de si esa lógica no será también algo fortuito o si todo obedece a un «ajedrez divino». Esta duda metafísica permite a Unamuno desnudar ante el lector su propio existencialismo, en boca de los personajes, que se transfigura en la idea de que «el segundo nacimiento, el verdadero, es nacer para el dolor a la conciencia de la muerte incesante, de que estamos siempre muriendo». Esta duda descarnada lleva a Augusto a dudar de su propia existencia, a pensar que puede tratarse del sueño de un dios o incluso de un ente de ficción.
Con esta duda en el pensamiento y con la firme intención del suicidio se produce el momento más brillante de Niebla: el encuentro entre personaje y autor. No queda claro si el paso del nivel ficcional al nivel real se produce de forma consciente por parte de Augusto, si él sabe que va a visitar a su creador o si es simple casualidad que decida ir a ver a Unamuno. de cualquier manera el encuentro se produce y el resultado es lo que ha dado a Niebla la fama que posee.
Comentar  Me gusta         10



Comprar este libro en papel, epub, pdf en

Amazon ESAgapeaCasa del libro
Apreciaron esta crítica ()(1)ver más