No tengo muy claro cómo comenzar a reseñar esta obra porque no hay palabras suficientes para expresar con justicia lo mucho que la he disfrutado. La compré por impulso cuando fui a la librería a recoger otro libro y la vi en la estantería. Cuando salí aún no sabía porqué la había comprado, ya que aunque la había visto en varios sitios apenas me había parado a pensar en ella. Por ello cuando empecé a leerla fue sin expectativas, sin saber de qué iba ni si me iba a gustar. Lo único que sabía es que era literatura juvenil. Sin embargo lo que me he encontrado ha sido un mundo distópico que a cada frase te hace reflexionar sobre la amistad, el tiempo, la infancia, la vida en general. Los antagonistas de la historia son, nada más y nada menos, que unos ladrones del tiempo. Estos, a base artimañas y gracias a las debilidades de los adultos, se van haciendo poco a poco con la ciudad. Pero lo que jamás se habrían esperado es encontrarse con alguien como Momo, cuya habilidad más destacada es saber escuchar. Muchas veces vamos corriendo a todos lados, sin mirar, sin sentir, intentando llegar a todo y no disfrutando plenamente de nada. Yo soy la primera a la que le pasa, lo que me ha provocado problemas de salud por estrés a mi edad. Sin embargo, no por más correr gano tiempo, no por más correr gano vida. A veces es más gratificante pararte en seco, ser consciente de dónde estás y qué estás haciendo para pode aprender y disfrutar de ello. Para terminar me gustaría decir que me parece una lectura obligatoria, sí, pero para los adultos. Como muchas otras novelas juveniles, enseña valores y nos recuerda cosas que de niños teníamos interiorizadas y que sin embargo hemos perdido. Hay que volver a ser niños para ser buenos adultos. Enlace: https://www.instagram.com/ni.. |