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Comienza con un enlace directo a la fuente de la que bebe: Cenicienta y su pie proverbial. En el primer capítulo, conocemos a Cinder, la ciborg clandestina que repara otros mecanismos. A ella acude el príncipe Kai, de incógnito, para solicitar su ayuda experta. Deja en ella una huella temblorosa y en Iko, su androide, un arrebato hilarante. No todo es un encuentro de color de rosa en Nueva Pekín, ciudad futurista, pues la peste hace su mórbido acto de presencia en el día de mercado. Y los comerciantes cambian, el aire cambia, el corazón cambia. Resulta muy irónica la forma en que se mezclan ligeras puntadas de cuentos de hadas (baile, pie, bella durmiente...) con la terminología médica y los aparatos tanto mecánicos como tecnológicos. En un mundo de recambios, telerredes, med-droides y levas médicas, trata de abrirse paso una humanidad muy tocada por la peste. A pesar de todos los avances tecnológicos, sigue siendo nuestra parte más biológica la que nos recuerda que aún somos esclavos de la precariedad del cuerpo humano. En esta novela, me he sentido enganchada a las pocas páginas. El estilo narrativo es muy directo, a través de la voz de Cinder conocemos su aislamiento de los humanos por su condición de ciborg. Su familia de madrastra y dos hermanastras es muy insuficiente para paliar sus necesidades efectivas. Curiosamente, Peony, una de las hermanas, supone una enorme diferencia con el referente clásico y marcará un hito en el drama que pronto se cernirá sobre Cinder. Esta chica medio mecanizada sufre una gran crisis de humanidad. Eso está siempre en la raíz de sus decisiones, de sus actos, cuando tenga que elegir entre la supervivencia y la lealtad. Aquí hay muchos tipos de malos. Todos tremendamente obvios pero son iconos contra los que la psique descarga su impulso reivindicativo sin preocuparse de la conciencia. Está la madrastra, está la enfermedad, está la figura deshumanizada de los siervos robóticos, está el enemigo de la nación misterioso y amenazante. Otro punto que me ha llamado la atención es la influencia oriental que se nota en la figura del emperador y los ropajes ceremoniales que se usan en la ciudad de Nueva Pekín. Me ha parecido una lectura absorbente aunque sencilla. La trama es simple, la alineación moral de los personajes también. Totalmente empapada en ambientación futurista, misión médica y conspiración política, la novela aún conserva el trasfondo ingenuo y dulce del cuento de hadas que todos recordamos. Es emocionante, tanto por la ternura de algunos momentos como por la acción y el dramatismo de las decisiones que los protagonistas deben tomar. Aunque todo se intuye, es igualmente fácil disfrutar y sentirse identificada con Cinder y su soledad, sus profundas sensaciones de ser poco adecuada o aceptable como ciborg en una sociedad de humanos. Los vínculos que establece, incluso con un androide tan lleno de personalidad como Iko, hacen aún más relevante su sensibilidad. Tanto si te gustan los homenajes ligeros a los cuentos de hadas como si te atraen las tramas clásicas con fuerte acento futurista, te gustará Cinder. Enlace: http://torretadebabel.blogsp.. |
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