Muchachas sicilianas

¡Muchachas sicilianas, una obra que me ha dejado sin aliento! Estos ocho relatos breves e intensos editados por altamarea han despertado en mí una mezcla de emociones: claustrofobia, angustia e incredulidad. Me sumergí en pueblos recónditos de Sicilia, donde las tradiciones arcaicas y los personajes oscuros y melancólicos se convierten en el eje central de estas historias.
La prosa arrolladoramente dura de María Messina describe la vida cotidiana con todos sus avatares en una época no muy lejana. Sus palabras nos hacen reflexionar sobre la dualidad de la existencia, donde la tristeza y la alegría, la pérdida y la esperanza, conviven en nuestro corazón.
Estos relatos, aunque ambientados en Sicilia, no difieren mucho de situaciones que probablemente hayamos vivido en algún rincón de nuestra geografía, incluso hasta hace poco. Es esta conexión con la realidad lo que hace de esta obra un lenguaje común y universal de sentimientos.
En cada página, María Messina nos sumerge en un mundo lleno de personajes auténticos y situaciones que nos tocan profundamente. Su narrativa cruda y poderosa nos invita a reflexionar sobre la vida misma, explorando los altibajos de nuestras emociones y las complejidades de la existencia humana.
Sumérgete en estas historias que traspasan fronteras y épocas, explorando lo más profundo de la experiencia humana. Si buscas una lectura que te haga reflexionar y te transporte a lugares y emociones intensas, no puedes dejar de leer "Muchachas sicilianas" de Maria Messina.

Las muchachas sicilianas de Maria Messina son mujeres a quienes se les niega el movimiento y la voz, mujeres sin potestad sobre sus cuerpos y a la merced de figuras depredadoras. Las muchachas sicilianas no pueden abandonar sus hogares, ni elegir sus destinos ni mucho menos recibir educación. Aunque el matrimonio les ofrezca una estabilidad socioeconómica, acaban viviendo en condiciones de esclavitud, sin autonomía ni independencia financiera. Una esclavitud no siempre promovida por los hombres, sino también por otras mujeres; mujeres que se aferran a los hombres para garantizarse una zona de control, que ocupan los espacios y vigilan el entorno con sus cuerpos fuertes e intimidantes.

Bobò, la protagonista del primer relato, convive con su hermano y su mujer, doña Ángela. Esta segunda es un personaje violento que le cierra todas las puertas y ventanas al amor a su cuñada (literalmente, para impedir que se viera en la distancia con su pretendiente), decidida a que la pequeña dote heredada al quedarse huérfana fuera íntegramente para su hija Michelina. Concetto, el pretendiente, sigue a Bobò, pero es igualmente incapaz de oponerse a la voluntad de Ángela. Tanto Concetto como Bobò son personajes buenos, inocentes y mansos, sometidos por la depredadora a través de una progresiva manipulación de sus identidades. Por ello, incluso de adulta, a Liboria la siguen llamando por el apodo de la infancia, privada de su mismo nombre. En cuanto a los otros relatos, una mujer debe exagerar su ignorancia y desinterés con tal de conseguir marido; otra es juzgada por el abandono de su prometido; otra en la adversidad recupera su sueño de ser maestra; otra lo abandona todo para seguir a su hijo y la última añora a su joven prometido alistado en el ejército.

Las muchachas sicilianas de Maria Messina no viven en las grandes ciudades ni reciben educaciones adecuadas para rebelarse contra sus vidas. Son jóvenes que viven en pueblos pequeños, de mentalidad cerrada y apartados del mundo, donde la costumbre se ha adueñado de la vida de los habitantes. Son, por tanto, mujeres incapaces de rebelarse, aunque en ocasiones sí que toman la palabra, hacen oír sus voces para decir "no", no al matrimonio concertado y no al círculo de la vida impuesto por la sociedad. Pero ese hacerse oír puede traerles consecuencias tan trágicas como la soledad o, en último término, la muerte. Maria Messina describe el poder y los límites de la voluntad personal, aunque siempre desde el rechazo a la retórica sobre un futuro mejor. Sus relatos son tiernos y honestos, no nos intentan convencer de nada con un optimismo falso.

Muchachas sicilianas es un conjunto de relatos escritos por Maria Messina en los primeros años del siglo XX. Retrata una sociedad cerrada, clasista, aferrada a tradiciones y costumbres que hacían pequeñas las oportunidades, e incluso los deseos, de las mujeres.
Inevitable recordar a muchas mujeres que Lorca retrataba -hay esa misma sensación de opresión-, pero también nos lleva a sociedades más actuales; por que el encierro de las mujeres en estos relatos no sólo vienen desde los hombres, sino también desde otras mujeres que hacen pervivir costumbres por el convencimiento de estar haciendo lo correcto para que sus hijas, sus sobrinas, tengan una futuro acorde a la vida que han conocido.
Los deseos, los anhelos, las expectativas de las mujeres en estos relatos se articulan en base a casarse "como les corresponde", a comportarse como deben, a no expresar deseos o inquietudes, a pasar la vida tras un visillo de "decencia".
Relatos muy recomendables, con las palabras escogidas para decir, para revelar lo que los silencios de esas mujeres, de esas familias esconden.
Gran traducción de Raquel Olcoz.

Muchachas sicilianas es un compendío de relatos de mujeres jovenes como mujeres adultas y niñas con sus esperanzas, anhelos, miedos, inseguridades que vivían en la sociedad de la Sicilia del S. XX. Todo en ocho relatos que te dejan con el corazón encogido. La forma de escribir de Maria Messina delicada y sutil. Tan bonita que enamora.