Una reflexión sobre este mundo que habitamos, la manera en la que nos relacionamos, la toxicidad, el poder y la opresión, llevada a un oscuro microcosmos: el Wybrany College. La tercera persona de la primera parte, deja paso a la primera persona de uno de los profesores del college en la segunda. Esta segunda parte es más difícil y pesada de leer que aquella, en la que asistimos a la construcción de gran parte de los personajes de la obra y que nos engancha mucho más. Merece la pena por la invitación a la autorreflexión, porque nos lleva a pensar sobre nuestras responsabilidades y sobre nuestras maneras de estar en el mundo, por los temas que trata... pero nos encontramos con un final predecible que viene a confirmar la desgana con la que afrontamos esa segunda parte de la novela. |