Menuda relectura mas bonita. "Los girasoles ciegos" fue una de mis lecturas obligatorias de primero de bachillerato (vaya si ha llovido) y doy gracias de que así fuera, porque toparme con él fue algo que todavía me emociona. Recuerdo la sensación de dolor e impotencia la primera vez que me sumergí entre estas páginas. Lo que no recordaba es la belleza que hay en este grito contra el silencio, en el respeto por las heridas y en la exigencia de no pasar página sin elaborar el duelo que el pueblo necesita y se merece. Porque para superar primero hay que asumir y sobre todo, reconocer públicamente que no olvidamos. |