Me parece una lectura fundante de lo humano. Es una lectura corta, que deja un efecto profundo. Bartebly pone en tensión el deber y el preferir sobre el hacer. Preferir no hacer, por ejemplo, choca con el "deber hacer", pero, ¿cómo esto perturba a Bartebly? Aparentemente no lo hace, porque bien parece ser un hombre libre, o sumamente atormentado. Encontré referencias directas al libro de Job (antiguo testamento) y a Romanos (nuevo testamento). Me desacomodó como no lo hacía ninguna obra hace mucho tiempo. ¿Somos personas de deberes o de preferencias? Me cuestiona el papel del autómata, del hombre que vive motivado por deberes y ha dejado en el diván las preferencias, los sueños, las metas. Una narración profunda, que nos seduce desde la posición de un testigo. Una tragedia de aquél que se sabe libre y que ha asumido que la vida carece de sentido y por ende todos los esfuerzos resultan banales. Un libro-guía espiritual al mejor estilo existencialista. Sin duda alguna la recomiendo. Conviene pensar el papel del copista. ¿Qué tanto tenemos de Turky y de Nippers?, ¿No seremos coléricos útiles? La serenidad, otro tema que irrumpe en la obra. ¿Se puede ser sereno y llevar la contraria? Esto, sin duda alguna, pone en jaque a aquél que solo sabe hablar mediante imperativos. Otro tema interesante: la redención. ¿Debemos redimir a los hombres tristes, indomables, irremediables? ¿No será la redención una manera para tomar posesión sobre la otredad que se resiste? |