Grata sorpresa que esquiva los tópicos del género!!!! Aquí no hay orcos, ni elfos, ni un protagonista invencible, ni una princesa en apuros, ni un señor oscuro. En esta novela, que por cierto, es una primera entrega, el autor nos presenta un mundo dañado, afligido por una especie de maldición, y es que en el Mediomundo siempre está lloviendo. No es una lluvia densa, sino un goteo débil, un chispeo del que nace la magia de esta aventura, pues hay unas piedras que caen del cielo, y que algunos personajes pueden utilizar para evocar diferentes efectos, con la peculiaridad que, tras su único uso, estas piedras se convierten en polvo. En este mundo desolado conoceremos varias historias. Algunas son autoconclusivas, y otras se entremezclan. Hay personajes buenos, malos y grises. Hay magia, hay giros y criaturas inventadas... y bueno, qué decir! El villano de esta historia es el propio Mediomundo, o la fuerza de la naturaleza que ha despertado en él. Mención especial al personaje de Bélarix, de la cual quedé enamorada... Esperemos que el autor no se marque un Rothfuss y nos haga esperar una eternidad para el segundo. + Leer más |