En esta segunda parte me ha parecido encontrar menos energía que en la primera, pero sigo enganchada y deseando conocer los secretos de esta pelirroja tan peculiar. Es cierto que aunque hayan aparecido personajes nuevos, los principales siguen siendo los integrantes de la familia Caskey y por supuesto, el pueblo y el río que comparten nombre: Perdido. Mary-Love sigue tan odiosa como siempre, pero la verdad es que mis ojos se han fijado en un personaje que espero se desarrolle en las entregas siguientes, porque tiene mucho juego que dar, es Frances, la hija pequeña de Elinor. De momento, la saga no deja de tener una gran capacidad de enganchar al lector, ahora mismo sólo pienso en seguir y seguir, aunque tendré que hacer un parón, cortito, eso sí, para no saturarme. Es una lectura muy aconsejable. |