La llave misteriosa y lo que abrió

La importancia del libro reside en su autora. La llave misteriosa y lo que abrió se aleja tanto de su famosísima obra, Mujercitas, que resulta curioso leer algo tan diferente.

«—¿Daría su vida por ella, como hacen en las canciones antiguas? —quiso saber la niña, muy melodramática.
—Sí, señorita Lillian; también viviría por ella, que es más difícil».

La llave misteriosa y lo que abrió es una novela corta, que se lee en un suspiro, pero, por ello, resulta muy apresurada. A Alcott no le da tiempo a desarrollar los personajes o las escenas; cuenta lo que ocurre de forma muy rápida, y de repente pasa esto y esto y esto otro, y se saca cosas de la chistera como un mago y dices «ah, ok». Llegas a un final que también se siente precipitado y, sobre todo, «fácil».

Además, el misterio que conocemos ya en las primeras páginas y que se va tejiendo a lo largo del relato promete mucho y luego se queda en nada. El desenlace de este es bastante decepcionante.

En esta novelita, la autora recurre a elementos góticos conocidos, como una gran mansión como escenario de la historia, un hecho algo tétrico que da pie a todo lo que ocurre después, un secreto familiar, elementos sobrenaturales, historia de amor…

Quizá si la historia hubiese sido más larga, con mayor desarrollo de todos los elementos, me hubiese convencido más. Me ha sabido a poco y me ha dejado igual que antes de leer. Como decía al principio, el valor de la obra, más que por la narración, la trama o los personajes, está en quién la escribe. Para mi gusto, no tiene mucho más.
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