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Llevaba tiempo sin leer a Megan pues algunas de sus últimas novelas no me convencieron del todo y necesitaba un respiro. Y gracias a ello, he vuelto a disfrutar de su pluma y he vuelto a conectar con ella como solía hacerlo antes. En esta novela, nos encontramos con una historia divertida, con un toque muy picante y algo de drama, en la que los protagonistas se ven inmersos en situaciones hilarantes y en momentos emotivos: ingredientes básicos en las novelas de la autora. Carol es bailarina y azafata de vuelo. Es una persona muy especial: extrovertida, sin pelos en la lengua, divertida y la persona más generosa que existe. Siente pasión por los animales y cuida de su familia a pesar de la distancia. Daryl es todo lo contrario a ella: tiquismiquis, serio, elegante y organizado. Son polos opuestos pero su atracción es tan brutal que no podrán luchar contra ella. Desde el momento en el que se ven, es como si un hilo invisible los hubiera atrapado y la conexión que sienten se verá intensificada con cada encuentro. Lo que comienza siendo una relación puramente carnal... ¿Terminará en desastre o ambos serán capaces de dejar los miedos a un lado y superar las barreras que se han autoimpuesto? Me ha gustado mucho la historia y me lo he pasado muy bien leyéndola. Me ha encantado el personaje de Carol aunque he de decir que, en ciertos momentos, Daryl me ha parecido muy cargante. A pesar de ello, su historia es bonita y los personajes secundarios son geniales. La familia de Carol está prácticamente mal de la cabeza, pero ellos son felices así. La novela me ha hecho reflexionar sobre la importancia de quererse a uno mismo. Da igual lo que peses, da igual si has nacido en el cuerpo equivocado o si decides vivir tu vida sin rendirle cuentas a nadie: siempre debes hacer lo que te hace feliz y no tener miedo de luchar por lo que quieres. Y, como nos enseña la historia, "prohibido prohibir". En definitiva, una novela muy en la línea de la autora y que te hará sonreír y disfrutar. |
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