He leído otros libros de la autora que me han enganchado más pero innegablemente Megan siempre es garantía de pasar un buen rato distraido. Sin embargo, en esta ocasión aborda un tema que habitualmente no se trata en las novelas románticas y no es otro que el amor maduro, la autoexigencia de las madres por ser supermadres y que dejan de lado su parte más femenina y personal. Muy bien por abrirnos los ojos y reivindicarnos como mujeres ante todo. |