Moxie

5/5 estrellas.

Moxie, por Jennifer Mathieu, nos presenta a Vivian, una adolescente que asiste a la escuela East Rockport en Texas, un establecimiento completamente machista.

El sexismo en el ambiente va desde el tener a todo el equipo masculino de futbol americano como si fueran reyes, hasta menospreciar la capacidad intelectual de las mujeres, pasando por controles de vestimenta exclusivos para el género femenino, insultos y chistes desagradables, e incluso un “divertido” juego que consiste en empujar a una chica en el pasillo para que pierda el equilibrio y aprovechar a tocarla, todo siendo tapado por el equipo directivo.

Vivian nunca se había fijado mucho en ello hasta que, un día durante una de las clases, uno de los chicos hace callar a Lucy, la chica nueva, con un “vete a lavar los platos” cuando ella estaba dando una respuesta al profesor.

Apreciando la vergüenza de Lucy, va aflorando poco a poco la furia dentro de nuestra protagonista que, por supuesto, no se quedará en el molde, sino todo lo contrario.

Okay, ¡no se imaginan lo muchísimo que amé este libro!

Vivian recurre a una vieja caja donde su madre guarda recuerdos de su adolescencia y allí encuentra muchísimo material sobre el movimiento feminista de los 90 de la mano de las Riot Grrrls, y así, tomando ideas pero con voz propia, crea un fanzine al que titula MOXIE, con el cual, anónimamente, empieza una revolución contra el machismo reinante en East Rockport, un movimiento al que se nos irán sumando mujeres preciosas y poderosas.

Lamentablemente, East Rockport podría ser cualquier escuela secundaria. Las problemáticas acá presentadas son situaciones a las que las mujeres nos enfrentamos todos los días. Y con una escritura ligera y atractiva, Jennifer Mathieu nos invitará a viajar en este contemporáneo.

Les digo, con toda seguridad, que este libro arranca muy bien de entrada, me súper atrapó. Me encantó el cómo pude conectarme con Vivian. Literalmente, conseguí sentir la rabia ardiendo en su interior porque experimento lo mismo cada vez que me gasto en hablar con personas misóginas. Esto es aún peor cuando las personas son sexistas implícitamente o cuando las mismas mujeres creen en esta sociedad patriarcal. Simplemente no lo entiendo.

El primer arranque lo tuve con el profesor que se nos presenta en el primer capítulo. Un docente completamente tecnicista y machista, que ni siquiera es capaz de hacer una intervención cuando más de una vez se le ha faltado el respeto a una de sus alumnas —perdón, mi parte docente sale a flote—.

Y luego se fueron dando infinidad de situaciones, pero agradezco que estas chicas Moxie pudieran lidiar con ello de una manera súper genial.

Destacando puntos que amé —que son un montón—, tenemos la evolución de Vivian. Por supuesto que nuestra protagonista no estaba involucrada en la lucha, pero llevada por su indignación poco a poco conoce el feminismo, se conoce a sí misma, quizá con algunos tropiezos, pero ese proceso es magnífico.

A su vez, adoré cómo las amigas de Vivian iban despertando poco a poco, empezando a comprender, y finalmente terminar buscando por sus propios medios el cómo unirse a Moxie. Podemos apreciar en los personajes cómo este cambio interno se va dando paulatinamente, pues existe tanta diversidad de chicas acá como personas con las que nos involucramos en nuestra vida: tenemos la chica que le da la espalda completamente a la lucha y se burla hasta que le pasa algo horrible y encuentra refugio en el feminismo, la que no quiere ser feminista por miedo al qué dirán, la que está en proceso de descubrirse como feminista, y aquella que lo es en un 100 %. Amé el concepto de que Moxie perteneciera a todas.

Luego, el reclamo contra la vestimenta y sus controles. Las chicas de mi ciudad también se han manifestado en contra del código de vestimenta (vamos, que lo viví toda la primaria el tener que ir en pleno invierno vistiendo una faldita), y se me dibuja una sonrisa cada vez que las cruzo por la calle llevando pantalones que corresponden al uniforme de los chicos. Obligarnos a vestir tal o cuál tipo de ropa simplemente por ser mujeres es violencia, y me alegra que sea algo que poco a poco va desapareciendo en nuestra sociedad.

Me gustó el personaje masculino principal, Seth. En un momento me emocioné y le dije a una amiga “mirá, hay un chico feminista”, pero a medida que iba avanzando incluso yo comencé a aprender sobre la marcha. Me ayudó a comprender el concepto de aliados feministas. Seth es uno, porque por más que apoye la causa, al ser hombre jamás vivirá las cosas que nos tocan vivir a las mujeres. No pueden apreciarlo desde nuestros ojos por más que quieran. Agradezco de todo corazón a todos los aliados feministas que están ahí afuera. Ustedes nos ayudan a combatir a todos los hombres que no son, justamente, como ustedes. Gracias por enseñarme eso, Vivian.

Y remarco que, a pesar de los choques que tiene con nuestra protagonista, no se lo condena por ello. Tenemos a la mamá de Vivian para que le recuerde —y nos recuerde—, que él está aprendiendo. Así como nuestra chica Moxie comenzó a tomar consciencia, de la misma forma lo hace Seth.

La música, otra cosa que amé. Tuve que buscar de inmediato la playlist de las Riot Grrl y ponerme a escuchar, perdiéndome en las páginas mientras las canciones me acompañaban ambientando todo. Juro que me llenaba de fuerzas porque son letras poderosas y melodías pegadizas.

Luego, la edición, ¡la edición! La editorial hizo un trabajo impecable con esta edición limitada. Tener el libro en mis manos es completamente un lujo.

Si bien no le encontré puntos malos, la relación amorosa en sí no me mató, pero puedo asegurarles que es una de las más sanas que he leído.

La trama está muy bien desarrollada. Adoré el cómo alentaba al compañerismo y la lucha entre las chicas en vez de ponerlas a competir o fomentar odio. La unidad entre ellas es hermosa. Ojalá este libro se hubiera publicado cuando estaba en la escuela secundaria. Su mensaje se transmite con transparencia. Jamás tenés que avergonzarte por expresar tu opinión. Estoy muy feliz por la generación de chicas jóvenes que leerán esto y, con suerte, encontrarán inspiración. Yo me sentí empoderada todo el tiempo mientras lo leía.

En resumen, si quiere una lectura ligera que les enamore, y les enseñe sobre el feminismo —que es hermoso—, necesitan tener Moxie en sus manos. Explica con cosas cotidianas nuestra lucha desde los ojos de unas adolescentes que desean cambiar para mejor la sociedad, ¿qué más maravilloso que eso? Se me infla el pecho de alegría y emoción de solo recordarlas.

¡LAS CHICAS MOXIE DAN PELEA!
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