Estefanía, Merlín y el pavoroso Chulu

En cuanto supe de la existencia de este libro, tuve muy claro que debía leerlo a cualquier precio. La combinación de lo infantil con el archiconocido Chulu era una mezcla tan llamativa que no pude resistirme a leérselo a mi hijo de tres años en cuanto llegó a mis manos. La verdad es que nunca le he leído a Darío unos libros tan largos para su edad. Siempre he intentado ceñirme a cuentos de su edad o de unos añitos más, pero este libro es la oportunidad que todo padre busca para inculcar sus gustos y aficiones a sus hijos.

Con Darío lo he intentado todo: anime, películas de superhéroes, clásicos de aventuras e incluso películas de animación de casas tales como Disney. En este sentido, mi hijo siempre se ha mostrado muy independiente y es complicado acertar con lo que pueda gustarle, pero desde que vio este libro creó con él una conexión maravillosa. Nunca lo olvidaré correteando de un lado para otro con su cuento, gritando una y otra vez el nombre de Chulu. Se lo leí en tres noches, y releído en otras ocasiones, y casi nunca lo he visto descentrar su atención, como suele ocurrir cuando un libro tiene más texto del que le gustara. Además, he sentido una gran satisfacción cuando se ha quedado dormido mientras lo escuchaba, porque era un libro que le divertía, aunque con sus tres años tampoco lo entendía por completo, pero también le tranquilizaba muchísimo.

Estefanía, Merlín y el pavoroso Chulu es un título infantil compuesto solo por diálogos, una de sus grandes bazas para que su público objetivo disfrute de una lectura liviana y estimulante. Una gran peculiaridad de estos diálogos consiste en que carecen de narración alguna, lo cual me pareció algo extraño pero, a su vez, un recurso que ayuda a jugar con la imaginación de sus lectores. En mi caso, me ha resultado muy divertido crear mi propia versión de voz de la seño, con una paciencia de oro pero con cierto tono irritado y chillón, o la voz repelente y divertida de Estefanía. Esta ausencia de narraciones también se palian con los propios diálogos donde los personajes indican algo importante que ocurre, aclaran o realizan una pequeña descripción. Así que todo queda bien casado, tal vez en el algún momento hubiera echado de menos indicar quién habla, aunque muy pronto se intuye y no resulta para nada confuso.

Una mención meritoria la tiene también la maquetación con algún pequeño dibujo entre líneas de texto que aporta un toque divertido al libro y las maravillosas ilustraciones a todo color que podremos encontrar entre sus páginas. Estas ilustraciones de María Corredera también juegan un papel fundamental porque con ellas visualizamos los personajes, son muy divertidas, e incluso ponen al alcance de sus lectores una recreación de los escenarios.

Creo que los dibujos e ilustraciones, edad de los protagonistas y ambientación son un gran aliciente para los niños. Sus escenarios no dejan de resultar familiares y una aventura se está desarrollando en las entrañas del colegio. Y eso es fantástico, porque los niños juegan mucho en el recreo y viven a su manera todo tipo de situaciones en clase. Y este libro les ayudará a desatar su imaginación, demostrarles que pueden jugar a que ocurren muchas aventuras en el recreo, volver a lo que siempre hemos querido los padres: fomentar la creatividad frente al uso de tanta tecnología.

Como es de esperar, el lenguaje adoptado por Miguel Matesanz es muy divertido y alocado, propio de los niños de la edad. Los diálogos, su principal herramienta de ataque, son desternillantes y, como es de esperar, la conexión con la literatura de género y H.P. Lovecraft es oro puro en todas sus vertientes para padres e hijos. En cuanto a la presencia de Chulu supongo que algunos tendréis la duda de si pueda tener una pizca de terror, pues os aclaro que en absoluto hay terror y que todo está escrito bajo una óptica de diversión, con la que es imposible que un niño pueda asustarse ni un ápice.

Estefanía, Merlín y el pavoroso Chulu combina la literatura infantil más divertida con una aventura donde Chulu amenaza con el fin del mundo. Fin del mundo o finde, no importa cómo le llames, pero tendrá lugar en el colegio. ¿Te atreves a detenerlo o te vas a aburrir este finde?
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