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Una vez más, Higgins Clark ha conseguido engancharme hasta el final. Como es habitual en la autora, se trata de una novela de suspense que, en este caso, se inicia con la desaparición de dos gemelas el día de su tercer cumpleaños. Desde el primer momento sabemos quiénes son los secuestradores, sin embargo, al tomar una identidad diferente a la de su nacimiento, no conocemos quiénes se esconden tras esos falsos nombres. En cuanto a los personajes, pienso que la autora crea personajes consecuentes con sus personalidades y acciones. La forma de actuar del matrimonio Frawley es la propia de unos padres destrozados ante la pérdida de sus hijas pero que, a la vez, albergan la esperanza de encontrarlas con vida, aun cuando todo parece apuntar hacia un desenlace bien diferente. Por su parte, los secuestradores se muestran como personas frías y calculadoras; rasgo que no sorprende por el simple hecho de ser secuestradores de niñas, pues de personas así no se puede esperar otra forma de actuar. Algo que valoro muy positivamente en las novelas de esta autora es que divide la trama en capítulos muy breves que nos llevan a diferentes escenarios; lo cual agiliza sobremanera la lectura. En general la trama resulta interesante, sin embargo, puede no resultar del todo creíble, pues da un peso más que importante a la telepatía entre gemelos. Para escribir este libro, tal y como se indica en los agradecimientos, la autora se ha documentado ampliamente sobre el poder de la mente entre gemelos y esas posibles comunicaciones. Yo no me puedo manifestar al respecto, pues desconozco el tema por completo; no obstante, sea realidad o ficción, me ha resultado atrapante y ha despertado en mí la curiosidad por conocer más acerca de esta cuestión. |
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