El ojo avizor de
Mary Higgins Clark
parse. La noticia de su traslado a la Emisora Da una serie llamada AMujeres en et (ob1erno habia as p ginas de información de muchos periódicos, ILos con detenimiento para ver si, en alguno de elle fera Thene dirección en que iba a hospedarSe, pero no aparecfs El comentario más detallado era el del Washington pelirroja periodista Patricia Traymore, con su voz reel Recor gue, cua Washe Jario, a bley comprensiva mirada de sus ojos castaños, constituirke tivo más para la Emisora omac. Sus prograrmas entreris celebridades en la emisoraa de Boston han sido nominados do casa, p bitacio La m ran co ella er para el premio Emmy. Pat posee el mágico don de conse gente desnude su personalidad ante ella con el mayor c primer personaje a quien entrevistara sera Ab1gail Jenninos nadora por Virginia, fam0sa por el celo con que defiende intima. Según Luther Pelham, director de los informativos- dinador de la Emisora Potomac, el programa incluirá escenas vida privada y pública de la senadora. lodo Washington esti ciente por ver si Patricia es capaz de romper la glacial reserya bella senadora.» Al pensar en la llamada sintió cierta desazón; era por aquellayer por el tono con que había dicho «esa casa». Quién podía saber lo la casa? esmer taurar Ech rTido CIon Notc acerc recu L pom El coche estaba frío; se dio cuenta de que el motor llevaba b tante rato parado. Un hombre con una cartera pasó apresuradas mente, se detuvo cuando la vio, y luego continuó su camino. Es me jor que me vaya antes de que alguien llame a la Policia diciéndol que estoy merodeando, pensó Pat. La reja de la entrada estaba abierta. Detuvo el coche en el camino empedrado que conducía a la puerta principal y buscó en el piso la llave de la casa. rru tech bla hab ha Se detuvo un momento en los escalones, tratando de analizar sus sentimientos. Siempre había imaginado que experimentaria una fuerte emoción pero no fue asi. Su único deseo era simplemente en- trar, descargar las maletas y prepararse un café y un bocadillo. Dio vuelta a la llave, empujó la puerta y buscó a tientas el interruptor de la luz. La casa estaba aparentemente muy limpia; el delicado suelo de mosaico del vestíbulo se hallaba cubierto por una ligera pátina; la araña de cristal resplandecía. Pero, al mirar con más detenimiento, ViO que, en un rincón, la pintura estaba descolorida y rozada cerca del zócalo. La mayoría de los muebles tendrían que ser restaurados o desechados. El mobiliario de valor, almacenado en el desván de la casa de Concord llegaría al día siguiente. 10
+ Leer más