Cuando reescribamos la historia ha sido uno de los grandes descubrimientos que no esperaba para nada. Está historia me ha transportado totalmente, haciendome reír y llorar en igual medida, y para mí sorpresa, la risas no siempre eran de alegría ni los llantos de pena. La sensibilidad con la que la autora describe las reacciones entre Ibai y Julen así como las relaciones que surgen entre los distintos personajes convierte a esta historia en una de mis lecturas favoritas de este año.
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