Por si las voces vuelven

Cuando me enteré de la temática sobre la que había escrito Ángel Martín, fue como un ¿quéeeeee? Y es que durante este año justo comentaba con alguien cercano a mi que hacía mucho que no le veía en nada y me enteré de su programa de Twitter (no uso Twitter así que mal). Siempre me gustó su hacer, su humor inteligente y rápido y le perdí la pista por mis circunstancias vitales y ahora se que también por las suyas.

Es una historia aterradora autobiográfica y digo aterradora porque como él bien dice, le puede pasar a cualquiera. La verdad es que da miedo como de tener una vida normal, sin darte cuenta, puedes ir sucumbiendo a otra realidad sin duda mucho más atractiva que la tuya. Atractiva y peligrosa a partes iguales ya que aunque en su caso en prácticamente ninguna de sus tramas hizo nada peligroso para él o para los demás, en muchos otros casos estas tramas incluyen paranoias persecutorias que pueden desembocar en finales atroces.

Nunca me había acercado tan de lleno a la “locura”, la locura contada desde la reflexión posterior, la locura echada de menos, la locura que nos hace plantearnos si lo loco no es estar cuerdo.

Escucharlo con su voz, con su hacer aparentemente de siempre, sus chascarrillos, sus toques de humor dentro del drama, sus sentimientos a veces a flor de piel junto con los del lector/oyente, sin duda han sido un plus.

Me da mucha pena escuchar lo que le pasó con el psicólogo, la verdad es que deja la profesión por los suelos y lo cierto es que la actuación de ese señor no fue muy profesional, ojalá hubiera tenido mejor experiencia ya que existen multitud de psicólogos maravillosos que ayudan a la gente a reencontrar su camino y les guían para sacar lo mejor de si mismos.

Sin duda es muy de agradecer que haya contado su historia y ojalá sirva para que muchos otros puedan ver luz en su oscuridad y para que las personas que detecten casos similares puedan ayudar a aquellos que inmersos en sus propias tramas no sean conscientes de lo que está ocurriendo.

Gracias por abrirte en canal para nosotros y por servir de guía en la oscuridad de muchos.