Detrás del ruido

La esperanza es revolucionaria. Revolucionaria y difícil de erigir; casi imposible, en los tiempos en los que vivimos, de mantener en pie.

   Si ya lo es para todos aquellos a los que la vida no ha tratado mal, imagínate lo que supone para alguien que ha tocado fondo. Y es que llegar a ese nivel del subsuelo no se consigue en un día. Pero luego, curiosamente, cuando lo único que te queda por hacer en ese agujero es arrastrarte hasta que el cielo se caiga, solemos intentar salir a flote. El instinto de supervivencia.

   Tocar fondo, al contrario del proceso que te lleva hasta ahí, es rápido. Tanto como la subida a base de química, reposo, charlas constructivas y preguntas de la gente que te rodea. Lo menos aburrido de todo eso es la química, os lo aseguro.

   Llegas al fondo y parece que no asciendes sino que rebotas. Como si tanto tiempo de pérdida se pudiera compensar en diez días. O en ocho meses, lo mismo da. Pero parece que todo tiene que estar bien porque todos creen estar haciendo lo posible para que así sea. Lo que no saben es que, la mayoría del tiempo, estás mintiendo. Estás bien, pero no del todo. Y mientes constantemente para que las preguntas cesen y puedas centrarte en lo que de verdad importa: TÚ.

   Detrás del ruido está el resto de tu vida; lo que callas, lo que intentas escuchar. Está Ángel Martín contándote todo lo que deberías haber descubierto tú mismo, aunque a algunos nos cuesta más eso de dialogar hacia dentro. Una ayudita nunca está de más.

   Leed Por si las voces vuelven. Leed (por favor) Detrás del ruido. Oíd a Ángel hablar durante una hora y media sin parar para respirar y os garantizo que entenderéis muchas cosas que nunca creísteis poder descifrar.

   Otro punto para los locos.