La última paloma

Una portada inquietante y perturbadora
Pero hermosa. Y trepidante.
Una imagen que evoca lo que la historia desarrolla.
Una historia que por lo que intuyo en la nota de la autora, fue real y alguien le pidió a Men Marías que la contara.
Una novela que, como me gustan, tiene vida propia. Vida y nombres. Dolor y sufrimiento, un recorrido que va llevando al lector a esa relación entre Patria Y Sacha y esos americanos que cambiaron el transcurso de la historia de Rota, con la leyenda de las Palomas Blancas y las creencias de los Skoptsy de fondo para dar vida a Inés y a las mujeres que se enamoran de esos americanos de la base naval.
La pluma de Men Marías es brillante, con un estilo literario propio que se diferencia de otras novelas negras.
Una historia de esas que perduran en la memoria, que evocan recuerdos, que recuperan la vida del abismo en el que cayeron.
Desgarradora.
Se va sucediendo a lo largo de sesenta años y es un acto lleno de otros actos, de venganza. de tantas venganzas como palomas a cuyas plumas le son arrebatadas.
Una novela llena de poeticidad en la miseria, de heridas en la piel, de engaños y traiciones, de secretos que salen a la luz. Meterse en la boca del lobo y ese lobo será la clave para resolver los crímenes de esta Última paloma.
Porque todas somos últimas palomas.
Quizás me ha costado un poco seguir el hilo de los personajes que van derivando en otros personajes debido a los descendientes y a quienes van perpetrando y desencadenando subtramas (hasta cuatro) y quien está cometiendo las atrocidades. Pero Marías es una experta en esto.
Además destacar la labor de documentación de la historia original para confeccionar está novela, en la que es importante seguir correctamente los nombres, las referencias familiares y los enlaces.