A cualquiera de los que nos movemos por aquí nos ha podido pasar que las altas expectativas sobre un libro nos llevan a la decepción lectora. Lo que no me suele pasar tanto es tener bajas expectativas y disfrutar y emocionarme como con Salvatierra. Menuda historia, qué sensibilidad, cómo me ha maravillado Pedro Mairal. Siento mucha conexión y disfruto mucho a autores y autoras latinoamerican@s, me resulta bellísimo su uso del lenguaje, pero pensaba que me iba a encontrar un relato algo masculino, al estilo de Sabrina Love y lo tenía enterrado en la pila de pendientes desde hace casi dos años. Qué equivocada estaba. ¿Qué tenemos? Una relación póstuma paternofilial, cosa que nos gusta y nos da siempre mucho juego. Una relación fraternal, un artista inusual, un lienzo infinito y algunas sorpresas. La manera en la que el autor describe las imágenes del cuadro es magistras. Te trasladas, lo estás viendo. Y luego está el río Paraná, la frontera Argentina-Urugaya, un espacio por el que siento una extraña fascinación, que nos ofrece un escenario literario muy atrayente. Un libro breve e intenso. de los que gusta llevar en el bolso y te arrancan una sonrisa ya estés en la sala de espera del dentista o en la cola del banco. |